Javier Gómez Noya ha dado al deporte español su cuarta medalla en los Juegos Olímpicos de Londres. Después de la plata lograda por la nadadora Mireia Belmonte en las pruebas de 200 mariposa y 800 libres y del bronce de la piragüista Maialen Chouraut en K-1 en aguas bravas, el gallego ha acabado segundo en la prueba de triatlón masculino.
El triatleta ferrolano no falló. Advertido como una de las bazas más seguras de España en los Juegos, se reafirmó como uno de los candidatos desde el principio. A pesar de la condición de favorito de sus adversarios, los hermanos británicos Alistair y Jonathan Brownlee, estimulados por una reputada y exitosa trayectoria y alentados por el factor ambiental, con todo el público de su lado. Gómez Noya ha acabado segundo en Hyde Park con un tiempo de 1:46.36, once segundos más que el nuevo campeón olímpico, Alistair Brownlee (1:46.25), y por delante de Jonathan (1:46.56), que tuvo que correr con una penalización de quince segundos por una ilegalidad en la transición de la prueba de natación a la de ciclismo.
Javier Gómez Noya tomó posición desde el principio. Mantuvo el tipo desde la salida y no perdió contacto con la cabeza a lo largo de los 1.500 metros a nado en las aguas del lago Serpentine. El de Ferrol, nacido en Basilea, mantuvo la estela del eslovaco Richard Varga, el más rápido a nado (16:56). Gómez Noya (17.00) le adelantó en la transición a la bicicleta mientras Jonathan y Alistar llegaban por detrás, aunque cerca. Jonathan, tercero (17:02), y Alistair (17:05), quinto, después del italiano Alessandro Fabian.
Los británicos aprovecharon el tramo en bicicleta para tomar posiciones e imponer el ritmo adecuado a la prueba. Alistair y Jonathan se situaron en cabeza, a rueda de su compatriota Stuart Hayes. Javi Gómez Noya se mantenía firme. Por detrás de la terna local, alentada permanentemente por los miles de seguidores inmersos en Hyde Park y sus alrededores. Sin embargo, no había noticias del resto de españoles, al margen de la selección que procuraba el dueto de Yorkshire.
En cuanto a los otros dos españoles participantes en el triatlón, Mario Mola y José Miguel Pérez quedaron cortados. A más de un minuto de la veintena cabecera. Ninguno logró situarse entre el pelotón delantero, para contribuir a los intereses españoles. No perdieron el rumbo triatletas como el alemán Jan Frodeno, vigente campeón olímpico, o los rusos Ivan Vasiliev y Alexander Bryukhanov, el neozelandés Bevan Docherty o el francés Luis Vincent.
Alistair Brownlee dio, a mitad de la quinta, una vuelta de tuerca y pretendió una escapada, en la que permaneció durante un minuto hasta que los veinte corredores le dieron caza y se juntaron de nuevo. El portugués Joao Silva, el francés Luis Vincent y el propio Alistair marcaron el mejor tiempo (1:17.18). Un segundo más que Jonathan y dos más que Frodeno y Gómez Noya, a dos segundos de diferencia. Igual que el italiano Alessandro Fabian y el francés Lauren Vidal.
La situación quedó más clara en los diez kilómetros finales, la carrera a pie. Los hermanos Brownlee mantuvieron el ritmo. Sólo Gómez Noya era capaz de seguir la marcha impuesta por ambos. Para ese momento ya se sabía que Jonathan contaba con una penalización de quince segundos por realizar de forma ilegal, fuera de la zona permitida, la transición del nado a la bicicleta.
A falta de una vuelta y media de las cuatro del circuito a pie, y con Jonathan ya descolgado, Alistair aumentó el ritmo. Gómez Noya consiguió aguantar el ritmo. No cedió más tiempo y aguantó la distancia que llevaba a sus perseguidores, especialmente a Jonathan, que había recuperado terreno tras la sanción, para acabar colgándose una medalla de plata que le sabe a gloria al deporte español.