La historia de Oscar Pistorius es una de las más emotivas de los últimos tiempos en lo que a superación personal se refiere. De eso no hay duda. Que un chico que al poco de cumplir un año se quedó sin sus dos piernas vaya a competir, a los 26, en unos Juegos Olímpicos, es cautivador. Incluso estremecedor.
Pero desde el primer momento en que se planteó la posibilidad, hace ya más de cinco años, las dudas sobre si es justa su participación no han dejado de crecer. Más allá de lo emotivo, ¿hasta qué punto es lícito que un atleta con prótesis pueda competir con otros atletas con piernas normales? ¿Parte con ventaja respecto a ellos? ¿O por el contrario es una desventaja?
Dura lucha para lograr la legalidad
Desde que en marzo de 2007 la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) prohibiera el uso de "cualquier dispositivo técnico que incorpore resortes, ruedas o cualquier otro elemento que proporcione a quien lo usa una ventaja sobre otros atletas que no usen tal dispositivo", Oscar Pistorius ha tratado de demostrar que sus prótesis no le ofrecían ninguna ventaja sobre el resto de corredores.
Diversos estudios han sido llevados a cabo, pero la mayoría de resultados han ido en contra del sudafricano, como puede apreciarse en el magnífico artículo de Martí Perarnau. Uno de los primeros informes demostraba que las prótesis permiten consumir un 25% menos de oxígeno que el resto de atletas, además de que la capacidad de rebote es de un 90 por ciento frente al 60% de una pierna humana y que, fruto de ello y de tener menor masa muscular, se acumula menos ácido láctico –que provoca que, a medida que avanzan los metros, los atletas vayan perdiendo velocidad–.
Por esas mismas fechas, principios de 2007, también se descubrió que, por el contrario, en la primera parte de la carrera (hasta los 150 m aproximadamente) Pistorius mostraba una significativa desventaja. En gran parte se debe a una mayor complejidad a la hora de colocarse en el taco de salida, así como a una menor reacción al disparo de salida, lo que provoca que la puesta en acción y aceleración sea más lenta que en un atleta no discapacitado.
Después de varias desavenencias entre la IAAF y el TAS sobre si debía participar o no en los Juegos de Pekín –con resolución final positiva, aunque Pistorius no logra la marca mínima para clasificarse– se volvieron a llevar a cabo nuevos estudios que determinaron que el atleta obtiene ciertas ventajas –se habla de hasta 10 segundos por 400 metros– respecto a los atletas no discapacitados.
Estos nuevos estudios inciden en la ligereza y elasticidad de las prótesis, en un peso por debajo de las rodillas de menos de la mitad de las piernas de un corredor, en que el impacto en el suelo es un 20% menor, y en que el reposicionamiento de sus piernas es un 15,7% más rápido que el de los últimos seis plusmarquistas mundiales de 100 metros.
Opciones de medalla en Londres
Ahora, después de que el Tribunal de Arbitraje Deportivo no escuchara a la IAAF y le diera luz verde para entrar en los Juegos, Pistorius ha logrado la marca necesaria para clasificarse y, por tanto, estará en la cita de Londres. "Es uno de los días más felices de mi vida", declaró el sudafricano, quien además es serio aspirante a una medalla con el equipo de 4x400 de su país, prueba en la que competirá junto al 400 individual.
De ser así, las quejas no dejarán de florecer, una vez que todos los estudios realizados han determinado que el atleta corre con ventaja respecto a sus competidores, por muy bonita que sea la historia de superación personal llevada a cabo. Además, surge otra duda que mira más allá de los resultados a corto plazo. ¿Y si se hicieran unas prótesis similares a las actuales pero que, en lugar de los diez actuales, permitieran ahorrar 20 segundos por 400 metros? La posibilidad está más que cercana...