Los números no engañan y los jugadores del Real Madrid están expuestos a ellos. Cuando una cifra no encaja en los valores exigibles para un futbolista blanco, los datos desvelan posibles bajadas de rendimiento. Ha sido el caso de Gonzalo Higuaín, que, con sus dos goles ante el Espanyol, acabó con una racha de seis partidos sin marcar y con una semana llena de sobresaltos.
El delantero vivió siete días intensos antes del inicio del choque ante el conjunto "periquito". Jugó el partido con cierta ansiedad. Así lo demostró cuando por fin marcó, después de desquiciarse en la primera parte, cuando gesticuló airadamente una decisión del árbitro Teixiera Vitienes, que pitó un clarísimo empujón de Higuaín a un zaguero del conjunto catalán. También con un fallo claro en una ocasión de gol a dos minutos de coger el camino hacia el vestuario.
Ese era el fruto de la tensión acumulada durante siete días interminables. En ellos, se habló de una posible salida de Higuaín a final de temporada. De un posible trato con el Manchester City inglés para intercambiarle con su compatriota Sergio Kun Agüero. O de las imágenes del encuentro ante el Rayo Vallecano, con José Mourinho pidiéndole más presión, más intensidad y abroncándole porque no había robado ningún balón.
Todo explotó cuando marcó. Un gran pase de Ricardo Kaká en la reanudación acabó con un remate del Pipita que tocó las redes de la portería defendida por Kiko Casilla. Entonces, sacó toda su rabia acumulada. Saltó, se abrazó con sus compañeros, arengó al público del Bernabéu y su rostro cambió. De un hombre serio pasó a ser un hombre feliz.
No encontraba el camino del gol desde el mes de enero, cuando lo logró ante el Mallorca. Habían pasado demasiados partidos sin conseguir una diana. En concreto, seis. Y, con esas cifras, el nombre Higuaín, con el terreno comido por su rival en el puesto, el francés y ahora lesionado Karim Benzema, salió a relucir en todos los focos informativos.
Sin embargo, desde el club siempre han defendido el trabajo del internacional. Primero, lo hizo Mourinho en sala de prensa antes del encuentro ante el Espanyol. "Higuaín es uno de los mejores delanteros centros del mundo. Sólo un entrenador estúpido quiere que se marche uno de los mejores delanteros del mundo. Si no marcó goles en los partidos anteriores, no deja de ser uno de los mejores del mundo en su posición", explicó.
También Aitor Karanka, segundo de Mourinho, dio su versión tras el reencuentro de Higuaín con el gol: "Todo el mundo lo ha visto. Mourinho ya lo dijo, que era uno de los mejores. Es un jugador con un carácter especial. Cuando la cosa va bien, está alegre, pero, cuando le va mal, se le nota. Hoy está contentísimo", dijo.
El propio Pipa se mostró aliviado después del partido. "Contento. Yo no estoy ansioso. Las oportunidades estaban y tarde o temprano iba a marcar. Todos los delanteros pasan por rachas positivas y negativas. Es importante estar tranquilo de la cabeza. Llevo cinco años aquí y tengo tranquilidad suficiente. Sé lo que es el Madrid y por eso estoy tranquilo".
Ese Real Madrid con el que sabe convivir es el mismo Real Madrid que genera cientos de números que todo el mundo analiza. Durante una semana, Higuaín ha tenido que cargar con ellos, según cuenta EFE. Pero puede contrarrestarlos con otros. En Liga, suma 150 partidos, en los que ha marcado 85 goles en 9.586 minutos. Promedia más de un tanto por encuentro, 1,16. Y alguno de ellos ha dado títulos.
Por eso ayer el público del Bernabéu ovacionó a uno de sus jugadores más queridos. "Muy contento. A veces no hay palabras para describir esos momentos. Necesitaba el cariño del Bernabéu y hoy lo tuve". Así zanjó el protagonista de esta historia su crisis de números. El foco informativo pasa de largo para él. Ahora, le tocará el turno al defensa Ricardo Carvalho, siguiente en pasar revista. Ayer, fue el mayor damnificado del partido con una mala actuación. Cara y cruz. Los números hacen saltar la liebre. Sobre todo, en el Real Madrid.