La familia lo puede todo. No hay ninguna duda. Y menos cuando se trata de dejar a un segundo plano el deporte. Eso es lo que pensó el exfutbolista argentino Ariel Giaccone cuando decidió colgar las botas para brindarle una ayuda inmensa a su hija Gabriela, de 19 años: donarle un riñón.
"Voy a extrañar la pelota, pero pasa a ser algo ínfimo al lado de esto que me tocó vivir", comentó el ex centrocampista de Ferrocarril Oeste y de Belgrano, según anuncia el diario argentino Clarín. "Jugar en el equipo que estoy ahora, no se compara con nada en el mundo", continúa Giaccone, que se retiró a los 36 años.
En abril de este mismo 2011 a la adolescente le diagnosticaron una insuficiencia renal. "Fue durísimo lo que pasamos; verla con esa máquina al lado –durante la diálisis- me destrozaba", comentaba el futbolista, entonces en el Asociación Porteña de San Francisco. No se lo pensó dos veces cuando le comentaron que su hija necesitaba un riñón. "Hoy la veo recuperada y me explota el corazón", asegura el exfutbolista.
Ariel y Gabriela internaron en el Sanatorio Allende de Córdoba Capital el pasado 6 de diciembre. Tras seis horas de quirófano, la buena noticia llegó. "Yo salí muy dolorido y le pedí a mi mujer que contactara con el médico que estaba con ella, aislada y en otra habitación. Cuando me dijo que todo había salido bien no podía parar de llorar de la emoción", relata a Clarín Giaccone.
Ahora, el exfutbolista se dedicará a entrenar en una escuela de fútbol en San Francisco. Asegura que el mensaje más importante que les quiere transmitir no es deportivo. "Yo les transmito los valores que me dejó la profesión y les digo que siempre deben respetar al otro más allá de las diferencias porque nuestra misión -al margen de todo-, es darle una mano a quien más lo necesita".