El colegiado vasco Miguel Ángel Pérez Lasa ha reflejado en el acta arbitral que la tarjeta amarilla mostrada a Gerard Piqué, en el minuto 83 del partido adelantado de Liga entre el Barcelona-Rayo Vallecano en el Camp Nou (4-0), se ha producido "por retrasar la reanudación del juego" y no por provocar la quinta amonestación, lo cual le podía acarrear más de un partido de suspensión y no jugar el clásico ante el Real Madrid.
Según el artículo 112 del Código Disciplinario de la Federación Española de Fútbol (RFEF), si el árbitro recoge en el acta que el futbolista ha provocado la quinta amonestación, entonces, además de la sanción prevista –un encuentro de suspensión–, podría sumarse un encuentro más, así como una multa de 600 euros.
"Para la determinación de la intención del futbolista se tendrán en cuenta circunstancias tales como la naturaleza de la regla del juego infringida, la actitud del futbolista durante el encuentro, etc. A tal efecto, el árbitro del encuentro estará habilitado para hacer constar tal circunstancia en el acta arbitral", determina el apartado tres del artículo 112 del citado Código.
Sin embargo, Pérez Lasa ha escrito en el acta que la tarjeta se ha debido por "retrasar la reanudación de un saque a favor de su equipo con ánimo de perder tiempo", el mismo motivo por el que Víctor Valdés vio también una tarjeta amarilla.
Guardiola no se moja
En la rueda de prensa posterior al encuentro, el entrenador del Barcelona, Pep Guardiola, no quiso entrar a valorar la tarjeta amarilla a Piqué. "Se ha visto y el árbitro ha hecho su reflexión en el acta. Tampoco opino de los penaltis en Valencia o del gol anulado en Getafe, al final los árbitros son los que deciden", se limitaba el técnico de Sampedor sobre esta polémica cartulina.