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"UN SHERPA ME BAJÓ SOBRE SU ESPALDA"

Juanito Oiarzábal: "Estoy más muerto que vivo"

El montañero cuenta la historia en la que casi pierde la vida y cómo los sherpas de Pasaban le sacaron de un apuro.

El montañero cuenta la historia en la que casi pierde la vida y cómo los sherpas de Pasaban le sacaron de un apuro.
Juanito Oiarzábal, bajado por los sherpas. | El Correo

El montañero vasco ha relatado al diario Marca el incidente que sufrió mientras descendía el Lhotse, en la cordillera del Himalaya, donde casi pierde la vida. Oiarzábal recuerda cómo tuvo que utilizarse de un sherpa para acabar de bajar al campo base.

La expedición estaba formada por el propio Juanito, Juanjo Garra, Carlos Pauner, Javier Pérez y Lolo González, que se perdió en la bajada y al que dieron por muerto. Para hacer cumbre no tuvieron ningún problema, los imprevistos fueron sucediéndose a medida que bajaban la montaña.

A la llegada al campo 4, se dieron cuenta de la ausencia de Lolo González. Aún así, preocupados, continuaron su descenso y los problemas llegarían del campo 2 al campo 1. Allí, Pauner comenzó a sentir síntomas de edema cerebral, Javier Pérez de congelación y Juanito Oiarzábal de cansancio.

El veterano alpinista relata a Roberto Palomar su coqueteo con la muerte: "Es que ahora mismo estoy más muerto que vivo. Si no es por los sherpas de Edurne Pasaban, me quedo allí". Y es que, en el campo 1, tuvieron que pedir ayuda a la montañera, que envió a sus sherpas.

"Un sherpa me bajó sobre su espalda. Yo no podía andar. Me bajó a caballito por toda la cascada de hielo, que es tremenda, un caos de bloques, grandes como edificios de cinco plantas. Lleganado al campo base, me tumbaron en una camilla y ya ganamos las tiendas". Antes de eso le tuvieron que poner dos inyecciones de dexometasona, un potente corticoide empleado en situaciones extremas de mal de altura.

Para finalizar, Juanito quiere agradecer a los que le han salvado la vida, en especial habla de Edurne Pasaban, por mandarle los sherpas, aunque no dice nada de los nepalíes que cargaron con él durante varios kilómetros a sus espaldas.

"Ponlo bien grande. Si no llegan a estar allí mis compaleros y las cuerdas, no lo cuento. El trabajo desde el campo base ha sido excepcional. Edurne se ha portado de maravilla al mandarme a sus sherpas. Lo mismo que Rusell (también mandó a sus serpas) y todos los demás. Estoy muy agradecido. Es bueno que la montaña no pierda los valores y se sigan manteniendo la solidaridad y el compañerismo". Ni una palabra a los propios sherpas.

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