La noche del miércoles muchos fueron los periodistas que tuvieron que guardar su fusilamiento a Mourinho para mejor ocasión. El Real Madrid ganó contra pronóstico la final de la Copa del Rey contra el Barcelona, lo que supuso un espaldarazo a su proyecto. Aún así, sus detractores siguen atacándole, días antes de los partidos más importantes de la temporada.
En ocho meses, Mourinho ha construido un equipo competitivo para plantarle cara al mejor Barcelona de todos los tiempos, ha dado un título al Real Madrid después de tres años en blanco y el primer trofeo a Florentino Pérez desde 2003.
Pese a ello, las críticas siguen arreciando. La prensa de Madrid, la menos localista de cuantas existen en España, atiza a Mourinho a los cuatro días de ganar su primer título. El País desempolva del cajón unas supuestas declaraciones del luso allá por Navidades cuando las aguas bajaban turbulentas por Chamartín. "El poder absoluto" de Mourinho, que, de momento, está dando sus primeros frutos. El técnico ya puede presumir de su primer título en España. No podrá sacar pecho hasta después de la semifinal de Champions, pero los resultados ahí están.
Por ahora, ha conseguido sacar la verdadera imagen de Guardiola. El culé ya no es el eterno humilde, sino que ha sacado a la luz un discurso victimista. Además, Mourinho ya no es el único que se queja de los árbitros, sino que Guardiola apunta con bala al estamento arbitral. Hasta ahora no le había hecho falta recurrir a estas tácticas porque siempre ganaba, ahora, nervioso, saca a relucir su verdadera cara.
Mourinho, el entrenador
Con lecciones tácticas en los dos clásicos de este 2011, Mourinho ha sabido desconectar al fútbol brillante del Barcelona. Ha preparado a su plantilla para estar al cien por cien en el tramo decisivo de la temporada y los futbolistas están a muerte con él.
Mourinho está siendo capaz de sacar lo mejor de jugadores insultantemente jóvenes sin experiencia en nuestra Liga- Özil, Di María o Khedira-, con futbolistas veteranos con ilusión de seguir ganando –Carvalho-. Además, ha recuperado a Benzema, obsesión de Florentino y que está brillando con luz propia cuando se lesionó el delantero titular –Higuaín-.
Sabe manejar un vestuario como nadie. Sienta a estrellas de talla mundial como Kaká por bajo rendimiento y nadie levanta la voz. Consigue ganarse el favor de los pesos pesados del vestuario –Casillas, Sergio Ramos o Xabi Alonso-, mientras que mantiene una camarilla con hombres de su confianza dentro del campo –Marcelo, Pepe o Cristiano-, rindiendo al mejor nivel de su carrera.
La diana
El portugués ha centrado todas las críticas al Real Madrid en su persona. Mourinho ha ejercido como portavoz del club para defender lo que él creía como injusto –árbitros o calendario-. Las críticas al portugués arreciaban desde la prensa e, incluso, desde los compañeros de profesión. La Federación Española de Fútbol se mofaba de las críticas de Mourinho al estamento arbitral y la UEFA le sancionaba por pedir forzar amarillas a sus futbolistas.
Mucha gente está esperando el descalabro de un entrenador que sólo se ha ganado enemistades desde que llegó a España. De casi todo el mundo menos del madridismo. La afición del Real Madrid está encantada con su entrenador –antes incluso de la final de la Copa del Rey- porque se siente identificada con los valores de sacrificio y grandeza que encarga Mourinho. El Miércoles Santo, el Real Madrid dio el primer paso para volver al lugar que le corresponde. Y fue de la mano de Mourinho, el técnico más grande para el club más grande.