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La UE aprueba un rearme histórico de Europa pero no alcanza la unanimidad en el apoyo a Ucrania

Los países han aprobado la hoja de ruta de ayuda militar a Ucrania sin el apoyo de Hungría, el caballo de Troya ruso.

Los países han aprobado la hoja de ruta de ayuda militar a Ucrania sin el apoyo de Hungría, el caballo de Troya ruso.
Antonio Costa, Volodimir Zelensky y Ursula von der Leyen. | EFE

Ha llegado el momento de rearmarse. Los países de la Unión Europea están de acuerdo en que las circunstancias geopolíticas han cambiado y es necesario empezar a dotar a sus ejércitos con las mayores capacidades militares posibles y con la mayor rapidez posible. Una decisión que llega después de décadas de abandono de los presupuestos en Defensa y en la que muchas de las fuerzas armadas del viejo continente han perdido capacidades.

Esa es la conclusión que han sacado los líderes del continente en la cumbre extraordinaria que se ha celebrado este jueves en Bruselas. "Europa se enfrenta a un peligro existencial y, por lo tanto, debe poder protegerse, defenderse", ha dicho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. "Estamos en un punto de extrema importancia para construir la seguridad europea", ha dicho el presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa.

En esa misma línea se han ido expresando el resto de jefes de Estado o de Gobierno que han participado en el encuentro. Hasta el díscolo Viktor Orban, el caballo de Troya de Rusia en la Unión Europea, ha estado de acuerdo en ese punto. Aunque, eso sí, a su particular manera. Se ha mostrado partidario de rearmar Europa para fortalecer a los diferentes estados, pero no para blindar "a los burócratas de Bruselas".

Von der Leyen presentó el martes su plan para rearmar Europa. Una hoja de ruta que busca destinar unos 800.000 millones de euros durante la próxima década para aumentar las capacidades militares. De ellos, 650.000 millones deberían salir de las arcas de cada estado miembro, una cifra que implicaría un fuerte aumento del presupuesto de Defensa en la mayoría de los países.

Algunos de los países eran partidarios de que una parte de esta inversión, que podría provocar déficit en las cuentas públicas de los países, esté exenta de las reglas del control que sobre ese dato económico impone la UE. Otros creen que la vigilancia del déficit no debía flexibilizarse y que esa inversión en Defensa debía ir acompañada de recortes en otras partidas de los presupuestos menos prioritarias.

En este punto de divergencia, finalmente han ganado los primeros. Los socios comunitarios tendrán un límite fiscal anual del 1,5 por ciento del PIB durante los próximos cuatro años. Esto significa que su déficit se podrá desviar en esa proporción siempre que se deba a inversiones destinadas a Defensa.

Superado ese primer escollo, quedaba el segundo, pero este no ha podido salvarse: la ayuda militar Ucrania. La mayoría abrumadora estaban de acuerdo en seguir prestando ayuda militar, económica y civil a Ucrania. Y una buena muestra de ese apoyo ha sido la invitación que han cursado al presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, que ha sido uno más en el encuentro y que ha puesto a los países de la UE al día de sus movimientos diplomáticos y del estado de la guerra.

Ha explicado que han retomado el contacto con Estados Unidos tras la encerrona que sufrió en la Casa Blanca de manos de Donald Trump y su vicepresidente, J. D. Vance, que como senador de Ohio votó de forma recurrente contra el envío de la ayuda de Estados Unidos a Ucrania. También que sus prioridades militares son las defensas aéreas, el armamento pesado y las municiones.

El gran problema aquí ha vuelto a ser Orban. El presidente húngaro no quiere ni oír hablar del envío de más ayuda militar a Ucrania y, como uno de los grandes seguidores de Trump en el continente europeo, se mostró partidario de que la Unión Europea se quede al margen del conflicto bélico y se encomiende a las negociaciones de paz que quiere abrir el presidente estadounidense, que está presionando a Ucrania retirándole la ayuda militar y la inteligencia.

También parecía que podía ser un problema el presidente de Eslovaquia, Robert Fico, pero en la jornada de este jueves ha quedado claro que su máximo prioridad es que el gas ruso siga llegando con fluidez a su país y, si eso pasa, como se han mostrado dispuestos el resto de países comunitarios, está dispuesto a apoyar lo que decida la amplia mayoría de países.

Finalmente, los líderes de la Unión Europea han aprobado una resolución de apoyo a Ucrania y el inicio de un nuevo plan de ayudas, pero sin unanimidad. Lo han firmado 26 de los 27 países, quedando excluida Hungría. Una posibilidad que habían impulsado buena parte de los países del Este de Europa, que consideraban que no podría frenarse más la toma de decisiones por un país o dos que no estén dispuestos a apoyarlas porque se está en un momento clave.

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