En obras en las que se sabe cómo termina la historia, como es el caso de Sueños y visiones del rey Ricardo III, lo importante no es el final, sino lo que pasa en medio. Cómo lo cuentan, y por qué de ese modo. La historia de Ricardo III está de actualidad ahora que se ha verificado la existencia de un pariente, mediante la prueba del ADN. Y William Shakespeare lo está siempre. Porque la gente va al teatro a ver "un Shakespeare"; no obstante, en este caso, la gente va a ver "un Juan Diego".
El Ricardo III, que interpreta Juan Diego, es una simbiosis de personaje y actor, en la que no se sabe quién parasita a quién. Tanto hay de uno en el otro, como del otro en uno. El rey, lisiado (una de las invenciones de Shakespeare), es el centro de la trama: "habladme con prudencia o ahogaré vuestros gritos con estruendos de guerra". Pero es el elenco de actores el que realmente entroniza a Juan Diego.
Nombres clásicos de la escena: Terele Pávez, Ana Torrent, José Luis Santos, José Hervás, Lara Grube, Aníbal Soto... y una Asunción Balaguer que con su monólogo es aclamada, función tras función, por el público que interrumpe la obra: "si no tembláis como súbditos ante vuestra reina, hacedlo al menos como rebeldes ante quién destronáisteis". Muchos son los personajes que aparecen en escena, con desdoblamiento de algunos actores (que complican el seguimiento de la trama para el no iniciado en la obra).
El montaje es quizá una de las partes más sobresalientes de este Ricardo III, en el que los sueños aparecen velados, mientras que el momento presente se realiza en el proscenio. Y los recuerdos, tan importantes en el atormentado protagonista, son traídos con recursos audiovisuales, obra de David Bernués, que con la iluminación de Pedro Yagüe y el sonido de Miguel Magdalena conforman un espacio escénico espectacular.
El fin de la Casa de York, que se narra en esta obra, es angustioso: "desespera y muere". Hay miedo, caos y turbación. Un auténtico ejercicio dramático, en el que los actores sufren, también, una catarsis. Es una puesta en escena agotadora. Teatro clásico que merece la pena ver.
ESPECTÁCULO: Sueños y visiones del rey Ricardo III
AUTOR: William Shakespeare
DRAMATURGIA: José Sanchís Sinisterra
DIRECCIÓN Y VERSIÓN ESCÉNICA: Carlos Martín
LUGAR: Teatro Español - Sala Principal (Calle Príncipe, Madrid)
FECHAS: Hasta el 28 de diciembre
VALORACIÓN: 7,5/10