Acaba de aparecer el tercero de los discos de Celia Flores, con el título 20 años de Marisol a Pepa Flores. No creemos a estas alturas haya nadie que ignore que la niña prodigio del cine español de los 60 adoptó en su primera época el nombre artístico citado primeramente y en la segunda, el suyo propio. La menor de sus hijas habidas en su unión con Antonio Gades, cuenta en la actualidad treinta y cinco años y, aunque en sus dos primeras grabaciones obtuvo generosas críticas, digamos que no ha podido vivir de su faceta de cantante. Para sobrevivir hubo de ponerse a trabajar como dependienta de una tienda, necesitada sobre todo después de que su marido, el guitarrista Manuel de la Curra, se separara de ella, con quien tuvo un niño, Curro, que hoy cuenta diez años. Viviendo su padre, el gran bailarín, estuvo algunas temporadas en su compañía artística. Pero ello no le proporcionó nada más que lo imprescindible para vivir al día.
Esta apuesta discográfica de Celia Flores no le ha sido nada fácil y hubo de recurrir a un sistema que en la terminología inglesa de los negocios se denomina crowdfunding, medio del que se ha valido para financiar la grabación, con aportaciones de amigos y simpatizantes, que creen en la artista. A cambio, no creo obtengan beneficios pecuniarios como si invirtieran en acciones de Bolsa, pero sí detalles que la joven malagueña ha prometido regalarles.
20 años de Marisol a Pepa Flores es un homenaje que Celia ofrenda a su madre, consistente en hacer versiones de una selección de sus éxitos; que fueron muchos, pero por evidentes razones sólo pudieron seleccionarse una docena de títulos, lo habitual en un Cd. Pertenecen a distintas épocas de Marisol, la mitad incluidos en bandas sonoras de algunas de sus películas, y el resto simplemente extraídos de sus álbumes. Lógicamente, Marisol ha apoyado este trabajo de su benjamina, aunque en la intimidad; es decir, animándola en privado pero sin comprometerse para nada en acompañarla en promociones de ningún tipo. En eso, Marisol hizo tabla rasa cuando decidió para siempre retirarse del mundo artístico: jamás ha querido prestarse a reaparición pública de cualquier clase.
Celia Flores comprende a su madre y, como sabía de antemano su forma de pensar, ni siquiera lamenta que no pueda contar a su lado con la presencia de su madre, siquiera sea una vez. El disco incluye dúos. Cinco, a saber: "Háblame del mar, marinero", junto a Estrella Morente; "Me conformo", con Antonio Carmona, el de Ketama; "Estando contigo", mano a mano con Bebe; otro tanto en "Galería de perpetuas", con Lin Cortés y el más emotivo al lado de su hermana, la actriz María Esteve, en "Corazón contento". Otros temas incluidos, son: "Chiquitina", "Tómbola", "Mamy Panchita"…
El disco ha contado con una producción de Paco Ortega, antaño cantante de un nuevo tipo de balada flamenca que después derivó en descubrir a nuevos valores y ocuparse de sus grabaciones. Eso es una garantía, pues las añejas melodías de Marisol suenan con arreglos modernos, al gusto de la gente de hoy, incluso son agradables unas notas de jazz a la guitarra, y otras de resonancias morunas. Ahora bien, que nadie espere encontrar en la voz de Celia Flores una prolongación de la de su famosa mamá; ni tampoco una imitación. Interpreta a su modo y manera y aporta a sus versiones una visión simpática, diferente. No posee de ninguna manera las extraordinarias aptitudes vocales de Marisol y eso nos impide establecer comparaciones de ningún tipo. Pero Celia Flores puede seguir transitando por los caminos de la canción pop ribeteada de toques sureños con la suficiente solvencia. Si este disco le ha salido del alma para recordar a su madre, Celia tiene su aire personal, propio para en adelante intentar un repertorio escrito especialmente para ella.