A cinco días de que reedite su último disco, The next day -"el mejor álbum de regreso en la historia del rock", según The Independent-, David Bowie ha subido a su web una fotografía hecha por Jimmy King con un verso de "Moonage daydream" -"Keep your 'lectric eye on me babe"-, al que le sigue un misterioso "Good news coming". ¿Qué quiere decir el músico? No se sabe, pero los deseos y las peticiones de sus admiradores, junto a la rumorología del entorno del británico, apuntan en una dirección: al retorno de Bowie a los escenarios.
Bowie no necesita ponerse gafas de sol para tener más carisma y sintomático misterio, como dijo Franco Battiato. El artista de las pupilas desiguales es un misterio en sí mismo, rompe su silencio de manera imprevisible y violenta cuando nadie se lo espera, como un depredador felino en la sabana africana. Así nos asaltó con el lanzamiento de su último trabajo, The next day, en enero de 2013, un canto de vida externo -la única canción intimista del disco es "Where are we now?"- que abre con el siguiente estribillo: "Aquí estoy, no muriéndome precisamente, / mi cuerpo fue abandonado para pudrirse en un árbol hueco, / sus ramas arrojan sombras / a mi patíbulo, / y el día siguiente, y el siguiente, y otro día".
En cuanto se anunció la publicación de The next day, inmediatamente, surgió una pregunta: ¿regresaría el hombre que encarnó a Ziggy Stardust a los escenarios? El 25 de junio de 2004, en un concierto en Scheesel (Alemania), Bowie se desplomó detrás del escenario, fue trasladado a un hospital en helicóptero y fue sometido a una angioplastia de emergencia en Hamburgo: había sufrido un infarto. Los catorce conciertos que quedaban para concluir A reality tour fueron cancelados -uno de ellos se celebraría el 16 de julio en Santiago de Compostela; su sustituto fue el recientemente fallecido Lou Reed-.
El 8 de septiembre de 2005, con un ojo morado y con una mano vendada, Bowie reapareció en un evento llamado Fashion Rock, donde interpretó, junto al teclista Mike Garson, una versión del maravilloso "Life on Mars?". En el mismo acto también actuó junto a Arcade Fire, con quienes cantó "Wake up" y "Five years". La última vez que pisó un escenario fue el 9 de noviembre de 2006, cuando ofreció un breve repertorio en un concierto a favor de una organización benéfica en el Hammerstein Ballroom de Nueva York, dueto con Alicia Keys incluido –cantaron el mítico "Changes"-.
Un silencio roto... a medias
The next day demostraba que Bowie estaba vivo. Sus catorce canciones -quince, en su edición japonesa- recibían la ovación de la crítica y de sus admiradores. Estábamos ante un "retorno triunfante, casi desafiante" -así lo definió la BBC- y faltaba dar el siguiente paso: presentarlo en una gira. Abrió la veda a la rumorología el propio productor de Bowie, Tony Visconti, insinuando en Express que el autor de "Ashes to ashes" o "Let's dance" planeaba un concierto en Londres. Por su parte, el guitarrista Earl Slick declaró en The Guardian: "Obviamente, queremos que haga gira. Pero ahora mismo es una gran incógnita (…) Podría recibir su llamada mañana diciendo: 'Hola, ¿qué te parece?'".
Posteriormente, en septiembre, The Mirror contaba que la productora Live Nation habría ofrecido un contrato multimillonario al Camaleón para actuar en el Olympic Park en 2014. Además, AEG también presentaría otra oferta en breve, posiblemente para actuar en Hyde Park. Según London Evening Standard, Bowie ha recibido ofertas con enormes sumas de dinero y las ha rechazado por culpa del miedo escénico: "Sabe que el nivel de expectativas es enorme" y, por ello, "sufre una gran presión".
En la madrugada del miércoles, la web oficial de Bowie colgaba una imagen con el siguiente pie: "Good news coming". Los usuarios de Twitter y Facebook especulan, piden y rezan por un tour mundial. Esperamos con paciencia y atención que el artista desvele esas buenas noticias que vienen.