El libro Breve historia de la Revolución rusa, publicado por Galaxia Gutenberg, consigue armar un relato coherente de un periodo tan caótico como transcendental. Mira Milosevich ha querido tratar este periodo de cien años como un ciclo revolucionario, no como un hecho histórico. Porque con esa perspectiva nos permite reconocer y analizar todo lo que nos ha deparado en un siglo.
De 1917 hasta 2017, Rusia atraviesa momentos de estabilidad, de gloria imperial, pero también de profundas crisis y guerras. Y todo gracias a una peculiaridad de los rusos, como sostiene la autora: que siempre han apoyado a sus gobernantes mientras que estos traían victoria en las guerras y conviertan a su patria en una gran potencia. Este ciclo termina con la inauguración de un monumento, por parte de Vladimir Putin, el día de la fiesta de la unidad nacional (el 4 de noviembre de 2016), lo que demuestra la ambigüedad del actual Gobierno de Rusia hacia la herencia del zarismo y del régimen bolchevique.
La arbitrariedad, el Estado controlado por un solo partido, la falta de distinción entre libertad privada y pública y la ausencia de propiedad privada en supuesto beneficio del bien público eran las bases de este régimen que buscaba expandirse por todo el mundo.
Marx - Lenin - Stalin
Tres nombres destacan entre los muchos protagonistas de este periodo. Marx arrancó esta revolución con una utopía: había copiado la idea de la salvación de la Biblia, esa visión redentorista, casi evangélica, del comunismo, de cambiar el mundo, en la que el reino de los cielos es el proletariado.
Lenin se inspira en Robespierre y en la Revolución Francesa. Toda revolución va acompañada de terror, pero en el caso de Stalin se ejerce de una manera persistente y extensa. Stalin se declara discípulo de Lenin. Mira Milosevich insiste en desmentir uno de los mantras de la izquierda: no es cierto que las ideas marxistas leninistas fueran buenas y aplicadas erróneamente por Stalin, algo que recogió Gorbachov en 1987.
La brutalidad de Stalin no ha impedido que se ensalce su figura, ya que a día de hoy siguen definiéndolo de una manera esquizofrénica: como un gran estratega gracias al cual se consiguió ganar la guerra.
Propaganda y terror, las dos herramientas del régimen
Cuando los bolcheviques conquistan el poder se dan cuenta inmediatamente de su gran victoria es insuficiente: tienen que construir el estado soviético. Para ello crean unas instituciones nuevas y la Cheka: el servicio secreto de seguridad interior. A través del terror, y solo del terror, se pudo mantener tanto tiempo este sistema.
Hay grandes teorías sobre si este sistema de terror de Stalin se debía a la personalidad enferma del dictador, o simplemente un intento de ajustar las cuentas con Kirov, pero Milosevic apunta a la existencia de un vértigo histórico que hace que no podamos analizar de manera racional esta gran represión rusa, de la cual aún no conocemos todos los detalles.
Paralelamente potenciaron la propaganda (y en esto los bolcheviques han sido insuperables, considera la autora). Cita diferentes modelos, entre los que destacan las películas agitka, muy exitosas debido a que el pueblo, muy mayoritariamente analfabeto, quedaba fascinado por el medio audiovisual, ya que nunca habían visto un filme. Los agitki supusieron la posibilidad de mostrar a un campesino de Siberia cómo vivía la gente en Moscú. Así conseguían una doble función: propagar las ideas bolcheviques y ganarse el apoyo popular, pero también llevar a cabo políticas de alfabetización y acceso libre a la educación, algo que garantizaba un empleo estable.
Documentos inéditos
La obra contiene mapas clarificadores, bibliografía extraordinaria, tablas con datos que ayudan a entender la magnitud del totalitarismo y la composición de los Gobiernos de coalición que se crean tras la abdicación del zar Nicolás II hasta la Revolución de octubre, algo que nunca se había publicado en España:
Así de rotunda se muestra Mira Milosevich al hablar del régimen comunista de esta época, subrayando que fue el único que utilizó un sistema de terror tan amplio y salvaje como el de Stalin. Es incorrecto hablar de purgas, es mejor hablar del Gran Terror: un sistema con el objetivo de instilar en los individuos un estado mental de miedo como medida disuasoria, para ni siquiera pensaran en un cambio de régimen ni en amenazar el poder de Stalin.
La autora
Mira Milosevich estudió Ciencias Políticas en la Yugoslavia comunista. Nacida en Belgrado en 1966, aprendió desde joven a combatir el comunismo. Vivió el colapso del comunismo en la Europa Oriental y del Este desde su país natal, donde gozaban de ciertas libertades que no existían en la URSS y sus satélites. Es autora de libros de gran interés, como Los tristes y los héroes. Historias de nacionalistas serbios y El trigo de la guerra. Nacionalismo y violencia en Kosovo.
Mira Milosevich, Breve Historia de la Revolución rusa, Galaxia Gutenberg, 2017.