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Frankenstein y otros engendros de laboratorio

El monstruo resucita 200 años después de su creación en una exposición que profundiza sobre los científicos y sus creaciones arquetípicas del XIX.

El monstruo resucita 200 años después de su creación en una exposición que profundiza sobre los científicos y sus creaciones arquetípicas del XIX.
Terror en el laboratorio

Este jueves, Frankenstein cumple 200 años. La escritora inglesa Mary Shelley concibió a este monstruo de laboratorio un 16 de junio de 1816 en Villa Diodati, una solitaria mansión de Suiza frente al lago Ginebra. En esa velada, contó historias de miedo junto a otros escritores y poetas románticos con los que pasaba unos días, entre otros, Lord Byron, John Polidori o su marido Percy Shelley. Esas conversaciones, que divagaban sobre los experimentos con electricidad y animales de Luigi Galvani y los estudios sobre la posibilidad de devolver la vida a un cadáver de Erasmus Darwin -abuelo paterno de Charles Darwin-, dieron forma a la novela Frankenstein o el moderno Prometeo (1818). La británica recogió el espíritu gótico del romanticismo seducido por la alquimia y la nigromancia, pero sobre todo divulgó la figura del "científico loco".

El Espacio Fundación Telefónica inaugura "Terror en el laboratorio: de Frankenstein al Doctor Moreau", una muestra que resucita a este personaje de terror que a tantos otros engendros ha inspirado: Mr. Hyde, el Hombre invisible, las criaturas de H.G. Wells o la mujer androide de Auguste Villiers de L'Isle-Adam. Son obras influenciadas por el progreso científico y por las leyendas populares del siglo XIX, criaturas y seres que surgen a partir de métodos científicos: monstruos, autómatas y dobles del hombre.

A pesar de que esa mítica reunión de Villa Diodati se produjo hace dos siglos, los conceptos que allí se trataron siguen vigentes. La genética, la robótica o la inteligencia artificial son ideas que aún hoy siguen generando "inquietud". "Cuando se conocieron los primeros avances en fecundación in vitro se hacía mención a Frankenstein", aportó Miguel A. Delgado, uno de los comisarios de la muestra.

Jugando a ser Dios

Estas novelas del siglo XIX pusieron sobre la mesa el papel del científico que juega a ser Dios y crea de sí mismo una criatura antropomorfa. Antes que Mary Shelley creara a Frankenstein, el autor prusiano E.T.A Hoffmann recurrió a la figura del androide mecánico en Los autómatas (1814). En El hombre de la arena abordó la posibilidad de crear vida en un laboratorio. Hoffmann crea a Olimpia, una criatura indistinguible del ser humano pero carente de alma. La Eva futura de Auguste Villiers de L'Isle-Adam es otro ejemplo de mujer androide.

En cuanto a monstruos, los "científicos locos" de la literatura nos han regalado híbridos entre animales y humanos, como los de H.G. Wells en La isla del doctor Moreau. El autor polemizó sobre la vivisección.

Y por último, la exposición aborda la creación del "doble", es decir, la materialización del lado oscuro o la invisibilidad. El ejemplo más evidente es El extraño caso del Doctor Jekyll y Mr.Hyde de Robert Louis Stevenson o El hombre invisible de H.G.Wells.

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Cartel de una adaptación teatral temprana de 1886. | The Library of Congress

Hablamos de arquetipos literarios del siglo XIX, pero, después de estos seres, ¿que más hay? Más bien poco. En 200 años, se ha añadido dosis de fantasía pero todos sobre la base de los personajes de Shelley, H-G.Wells o Stevenson. La similitud entre Hulk y Mr. Hyde, por ejemplo, es obvia.

"Terror en el laboratorio: de Frankenstein al Doctor Moreau" explora, dice la comisaria María Santoyo, los orígenes y los progresos de la época para intentar entender por qué se indagaba por entonces en estos experimentos que más tarde han tenido su réplica en la cultura pop, pulp y underground de los años 70 del siglo pasado. "La pasión por los monstruos une a muchos", apostilló.

Los "monstruos" llegaron más tarde

Fernando Marías, miembro de la sociedad "Hijos de Mary Shelley" y uno de los escritores que ha colaborado en esta exposición, destacó el curioso hecho de que en estas novelas románticas apenas aparece la palabra "monstruo" y sí se repiten "ojo", "mano" u "hombre". De hecho, Frankenstein ha sufrido una evolución importante del papel al cine. "El monstruo de la novela recita a Milton y el de la película gruñe", aportó Marías. "En el libro, apenas se dan datos sobre la descripción física de Frankenstein. Son las películas las que han creado esa iconografía espectacular, como los tornillos que salen de su cuello", añadió María Santoyo.

Objetos de colección

La exposición ha contado con la generosidad de coleccionistas privados, como es el caso del escritor Fernando Savater, que ha prestado una colección de figuras de Frankenstein que ha ido sumando junto a su mujer Sara a lo largo de su vida. "Mary Shelley era una persona extraordinaria. Inventó el primer cuento materialista de terror. Fue pionera en el género de ciencia ficción", aportó el escritor.

Además, la exposición incluye piezas originales de la Filmoteca Española, los Museos Complutenses y varias colecciones privadas inéditas.

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