José María Marco ha presentado en Es la Mañana de Federico su último libro, Sueño y destrucción de España. Los nacionalistas españoles (1898-2015) sobre cómo "la palabra regeneración en la historia de España viene de lejos". De hecho, "ya se hablaba de regeneración en la revolución Gloriosa del 68".
Una palabra, regeneración, que ha ido acompañada de "nacionalismo, que surge a finales del siglo XIX". Marco ha explicado que "el libro es la descripción de cómo regeneración y nacionalismo van marcando de forma nefasta la historia de España contemporánea" asistiendo "una y otra vez al intento de regeneración en lugar de profundizar en las instituciones y hacerlas más sólidas".
José María Marco ha apuntado que "podríamos cambiar los partidos pero las instituciones se respetan porque son las que permiten la libertad y la convivencia". Es lo que se hizo, ha proseguido, "en el 98, tanto en España como en todas partes". En este punto Marco ha aclarado que "los españoles tienen poca imaginación, copian a los franceses hasta el vocabulario". La diferencia es que "los franceses respetan la III República pero nosotros seguimos con la crítica a la monarquía constitucional" a la que "acusan de falsificación, bipartidismo, corrupción, falsificación de la representación..."
Para Marco es "volver a repetir compulsivamente un discurso que en la medida de lo posible sería bueno superar". Y precisamente ese discurso regeneracionista está siendo ahora encarnado, en opinión del periodista, por Albert Rivera. "El problema de Ciudadanos es que tiende a ser un partido de élites, adopta la cuestión regeneradora, plantea lo nuevo".
De esa forma, "cuando Rivera dijo que la regeneración no la puede hacer gente nacida antes del 78 no era una broma, es un eslogan que se entiende y que va al subconsciente para descartar automáticamente todo lo anterior".
Por último ha dicho que Sueño y destrucción de España es un libro necesario porque "en estos 40 años de democracia la cosa ha dejado en cierto sentido de funcionar". Según Marco, "hemos hecho una democracia con instituciones serias, con partidos aceptables, con un nivel de participación correcto y un nivel de vida apabullante". El problema es que "le falta la idea de nación, es una democracia sin nación".
Por último ha destacado que "en España hemos construido una democracia liberal homologable con cualquier otra pero nos falta el fondo, por ello estamos continuamente hablando de refundación, deslegitimando al adversario".