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'La estela de un recuerdo', cuando ser monárquico y patriota "era la vida misma"

La escritora Almudena de Arteaga rescata las vivencias de su propia familia para su última novela, ambientada en los años previos a la Guerra Civil.

La escritora Almudena de Arteaga rescata las vivencias de su propia familia para su última novela, ambientada en los años previos a la Guerra Civil.
Abril del 31. La cómoda rutina de la familia del Duque del Infantado se ve interrumpida bruscamente. El sentimiento de desprotección les embarga ante la inmediata salida de Alfonso XIII del país y el triunfo de la II República. Es un momento convulso, en el que los españoles desayunan con las noticias sobre los enfrentamientos entre los bandos monárquicos y los republicanos. Este es el escenario al que nos traslada la escritora Almudena de Arteaga (Madrid, 1967) en su última novela, La estela de un recuerdo.
"La novela nace a partir de la correspondencia de parte de mi familia, está basada en hechos reales", nos revela Almudena de Arteaga a Libertad Digital. "Es algo que tenía guardado desde hace quince años. Hay dos cartas muy especiales, del hermano pequeño. Es una despedida para la mujer que ama y para su madre. Sabe que esa noche va a morir", prosigue con pasión esta autora, una de las escritoras de novela histórica más reconocida de nuestro país.
Se refiere a Borja, un joven travieso, de buen corazón, adorado por su familia, que estudia en distintos internados europeos y se enamora de una niña, con la que comienza una dulce relación epistolar que se prolongará durante años. "El punto de partida de la novela es el momento en el que conozco que existen estas cartas y las consigo. Las tengo guardadas en sus sobres originales. Creo que es algo muy potente para empezar. Se nota lo que podía sentir una persona en un momento tan intenso, el final de su vida, siendo tan joven. Refleja los valores por los que lucha y entrega la vida".
Para Almudena de Arteaga, marquesa de Cea, no ha sido fácil abrir al mundo las vivencias de esta familia nobiliaria de lo más tradicional de Madrid, que no deja de ser su familia: "Tenía la idea en la cabeza desde hace mucho tiempo, pero es la primera novela que escribo acerca de personajes que conocí directamente. Necesitaba espacio, distanciarme un poco".
El hilo narrativo lo sostiene María, la hermana mayor, una mujer "ya madura para poder pensar, trabajar y entregarse a lo que quiere", con "un gran afán protector de toda la familia". No es la primera vez que esta escritora, que colgó la toga de abogado para dedicarse a la literatura en La princesa de Éboli (1997), pone el énfasis en un personaje femenino. "Cualquiera que me halla leído sabe que soy muy pasional escribiendo y para ser pasional tengo que sentir. Me siento más cómoda en la voz de una mujer. En este caso es una de las hermanas, nacida en 1900, con la República, que el 14 de abril -inicio de la novela- tiene 31 años", explica. "Era la voz que yo necesitaba para que contase la trama de todos los demás".

Pero la trama principal, que se mueve en Madrid, el Sáhara, Lisboa, Cataluña, San Sebastián y el círculo de Bilbao, nada tiene que ver con amoríos. "Hay de todo, hay militares, presos en la sanjurjada, llevados a un presidio en Villa Cisneros, en el Sáhara; escapes de cárceles; mujeres que tienen que salir de conventos corriendo… Es otra manera de ver la historia desde el punto de vista de una parte muy minoritaria de España y como lo vivió. Hay una antítesis brutal entre el sistema de gobierno y lo que ellos querían en la vida. En la novela hay un flashback, puesto que empieza en el 93 cuando María, muy anciana, le entrega las cartas a su sobrina nieta y le dice: 'ser monárquico, católico y patriota en España hoy es una opción, para nosotros era la vida misma'. Es la narración de grandes atolladeros y de cómo salen, la lucha acérrima por unos ideales apostando sus propias vidas".

Una nueva óptica

Almudena de Arteaga presenta La estela de un recuerdo como la excusa perfecta para ver España desde otra óptica. "Se ha publicado mucho sobre personajes republicanos en la dictadura o en La Guerra Civil, pero sobre monárquicos en época de la II República, es decir, del grupo minoritario y perdedor en ese momento, muy poco. Creo que sería una manera de vivir un Madrid, un Barcelona o un Pamplona de aquella época y aprender un poquito de la historia de España pasándoselo muy bien", sentencia.
Sin embargo, no quiere un libro más de buenos y malos. "No", responde de forma rotunda. Ha tratado, explica, de hacer un fiel retrato de la época, sin entrar en juicios de valor. "Por eso he buscado una distancia para no hablar con acritud de unos ni de otros, sino narrar los hechos según ocurrieron", agrega al respecto.
La escritora madrileña obtuvo el Premio Azorín 2012 por su anterior novela, Capricho, una recreación de la época de Goya. Espera que su nuevo trabajo también venga con un pan de debajo del brazo puesto que, como bromea, "es un hijo más de tinta y papel, una niña más, que tengo muchas chicas y pocos chicos", en la que deposita toda su ilusión porque ha conocido a esos personajes.

Próximos proyectos

Por el momento, escribir sobre el presente es algo impensable. La autora ya bucea en la historia para su próximo proyecto. "Nunca paramos. Estoy tanteando dos cosas diferentes. Volvería al Renacimiento, necesito pegar saltos en la historia; o bien una historia fascinante de espías justo al final de la II Guerra Mundial".
Almudena de Arteaga. La estela de un recuerdo. Editorial Planeta. 2015. 352 páginas. 20 euros.

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