En el libro III de sus Memorias, el exlíder de la URSS, Nikita Kruschev reflexiona sobre las claves del momento más importante de la Guerra Fría: la crisis de los misiles en Cuba de octubre de 1962. El entonces máximo dirigente soviético comienza su relato reconociendo que, tras la Batalla de Girón de abril de 1961, cuando el ejército revolucionario de Fidel Castro aplastó la invasión de los cubanos exiliados, "decidimos regalar a los cubanos tanques, artillería y aviones de combate", porque "era muy probable que EEUU volviera a utilizar contrarrevolucionarios, o que interviniera directamente".
Kruschev afirma que en aquel entonces sólo pensaba en salvar a la Cuba socialista, ya que "la consolidación del socialismo en este país iba a mejorar el nivel de vida de los cubanos e iba a impulsar la revolución socialista en otros países latinoamericanos que querían independizarse del capitalismo explotador de EEUU".
El soviético asegura que justo la supervivencia de la Cuba de Castro fue el motivo por el que decidió instalar misiles nucleares en la isla. "Decidimos instalar en secreto misiles nucleares, de los cuales una décima parte hubiera sido suficiente para destruir a Nueva York y Washington". Kruschev afirma que las bombas nucleares soviéticas eran 50 veces más potentes que la que lanzaron los norteamericanos sobre Hiroshima y que tenían un alcance de 4000 kilómetros, lo que en teoría era suficiente para destruir las principales ciudades de EEUU.
Un "ataque nuclear preventivo" para salvar el socialismo
Así se llegó al 27 de octubre, el "día dramático en el que se tomaron las decisiones más dramáticas". "Justo cuando iba a enviar un telegrama a Kennedy para decirle que estábamos dispuestos a retirar nuestros misiles, recibí otro telegrama de Castro". El líder cubano aseguraba a la URSS que EEUU estaba a punto de iniciar una invasión en Cuba, y le propuso a Kruschev un "ataque nuclear preventivo". "Fidel consideraba que, dado que el ataque era inminente, lo mejor sería que nosotros lanzáramos de inmediato misiles nucleares a las ciudades norteamericanas más grandes para no permitir que el ejército estadounidense destruyera los misiles en la isla".
Kruschev recuerda, que tras solucionar la crisis con Kennedy, la URSS recibió muchas críticas por parte de Fidel Castro y la prensa china: "Intenté explicarle a Fidel mi actuación, pero él se puso muy nervioso y empezó a insultarnos, si me puedo expresar así. Él creía que la URSS había traicionado a Cuba". "Los chinos me tildaron de cobarde, ya que querían que hubiera guerra entre la URSS y EEUU".
Kruschev desenmascara a Castro
En este contexto, Kruschev se muestra especialmente decepcionado con el dictador cubano que "pensaba que la URSS sólo podía defender el socialismo si bombardea EEUU". El exdirigente soviético cierra este capítulo de sus Memorias contando detalles sobre la última reunión que mantuvo con Castro, en 1963 en Georgia. El momento más tenso de su conversación llegó cuando el líder de la URSS pidió explicaciones a Fidel acerca de su propuesta de un "ataque nuclear preventivo" contra EEUU.
"Cuando pregunté a Castro por qué quiso iniciar una guerra mundial con EEUU, él negó rotundamente haber hecho semejante propuesta, pero, afortunadamente Fidel lo había propuesto en un documento oficial, así que empezamos a revisar la correspondencia escrita". Cuando, a pesar de las evidencias, el comunista cubano siguió negando los hechos, en la conversación entre los dos políticos intervino el intérprete de Castro: "Pero, Fidel, tú mismo me lo dijiste varias veces. Mira el documento. ¿Acaso esta expresión no significa ataque nuclear?".
Críticas a Fidel Castro y elogios a Kennedy
Así pues, curiosamente o no, el dirigente soviético critica con dureza el "extremismo de Castro impulsado por los chinos", que "dejaba al mundo entero al borde del abismo" mientras elogia la "flexibilidad" y la "inteligencia" del "millonario capitalista" John Kennedy, que evitó el conflicto al aceptar no invadir a Cuba a cambio de la retirada de los misiles. El líder comunista reconoció que "confiaba en Kennedy como persona y presidente, y que él cumplió su palabra", mientras que se mostró decepcionado con algunos de sus "amigos" comunistas, que "querían que nosotros y EEUU nos destruyéramos mutuamente".