El primer Borbón que reinó en España lo hizo por azar. Felipe, duque de Anjou, era el segundo hijo del príncipe heredero de Francia. No se esperaba que ascendiese al trono francés, ni a ningún otro. Pero Carlos II, que no tenía descendencia, le nombró su sucesor en su testamento en 1700. El nuevo soberano tenía 17 años y entró en España en olor de multitudes. En 1701 se trasladó a Barcelona para jurar las constituciones catalanas y dar nuevos privilegios.
Pero las maquinaciones de su abuelo Luis XIV para repartirse el Imperio español con otras potencias y el descontento de los Habsburgo provocaron la guerra de Sucesión. Ésta duró hasta 1713 y en ella Felipe se ganó el apodo del Animoso, porque se negó a negociar las paces que en un momento desesperado le trató de imponer Luis XIV.
En Utrecht, a España se le despojó de sus posesiones europeas, de Gibraltar y de Menorca. Pero el nuevo monarca y la corte trataron de recuperar lo perdido. Además, la segunda esposa de Felipe, Isabel de Farnesio, con la que se casó en 1714, quería obtener tronos en Italia para sus hijos. Ya en 1717 España desencadenó una nueva guerra europea, que incluyó desembarcos en Cerdeña y Escocia.
Madrid osciló entre varias alianzas
Durante los años siguientes, Madrid osciló entre varias alianzas: con la Francia borbónica, con el Reino Unido y hasta con Austria.
A pesar de sus virtudes, Felipe fue un hombre débil. En sus primeros años fue conducido por Luis XIV, su primera esposa. María Luisa Gabriela de Saboya y la princesa de los Ursinos. Después, se entregó a su segunda esposa, al cardenal Alberoni e incluso al castrato Farinelli. Además fue melancólico y cayó en depresiones después de las muertes de María Luisa y de su hijo Luis I.
Un cortesano dijo de él:
Es un rey que no reina y no reinará jamás
Sin embargo, impulsó el sistema de secretarios de despacho, embrión de un gabinete, en detrimento de los consejos de los Austrias. También atrajo a su servicio a la baja nobleza y apartó a los grandes. Confió el Gobierno a expertos, como Patiño y Somodevilla, conocido como el marqués de la Ensenada.
La hacienda, el ejército y la armada
Con Felipe V se recuperaron la hacienda, el ejército y la armada de tal modo que las fuerzas españolas vencieron en 1741 una expedición inglesa que trató de apoderarse de Cartagena de Indias.
Ya dijo Alberoni:
España, bien administrada, es un monstruo desconocido
En este reinado de 46 años se produjo un corto paréntesis en 1724, cuando Felipe abdicó en su primogénito Luis. Unos atribuyen esa decisión a una devoción religiosa, como Carlos V, y otros a su deseo de postularse para la corona de Francia.
Este monarca destacó por su actividad constructora. El alcázar real de Madrid ardió en 1734 y Felipe empezó en 1738 la construcción de un nuevo edificio, que es el mayor palacio real de Europa: más de 3.400 habitaciones. También construyó el Palacio de La Granja de San Ildefonso, que se convirtió en su residencia de verano. Y amplió el Real Sitio de Aranjuez, que había levantado Felipe II.
Entre las novedades francesas que trae Felipe V está un asunto dinástico que tendrá pésimas consecuencias en el siglo XIX. En 1713 el monarca y las Cortes de Castilla aprobaron un auto acordado que derogó Las Partidas e introdujo una ley semisálica: las infantas quedaban excluidas de la sucesión, aunque transmitían derechos a sus hijos varones. La finalidad era evitar que los Austrias volvieran a España por extinción de la dinastía borbónica. En 1833 esa ley justificó la rebelión del infante Carlos María Isidro contra su sobrina Isabel II.