Si las cabalgatas de los Reyes Magos en Madrid y Valencia han sido mutiladas y manipuladas por los nuevos alcaldes, la Toma, que cada 2 de enero conmemora desde 1522 la entrada de los Reyes Católicos en Granada, se ha salvado, de momento, gracias a la aritmética electoral.
En julio pasado, el pleno del Ayuntamiento granadino aprobó esta fiesta con los votos a favor de los once concejales del PP y los cuatro de Ciudadanos. Los socialistas (ocho), que dan bandazos en este asunto, votaron en esta ocasión en contra. También lo hizo el único concejal de Izquierda Unida, que encabeza la oposición a La Toma por tratarse de una celebración, como sostienen los miembros de la asociación Granada Abierta, de carácter racista, intolerante, militarista, confesional, nacional-católica, franquista y no sé cuántos pecados más; entre los enemigos de la Toma están dirigentes de la comunidad musulmana, separatistas andaluces, vividores de la memoria histórica, el ex sacerdote José Chamizo, Federico Mayor Zaragoza, Antonio Gala… Los tres concejales de Podemos se abstuvieron y pidieron un referéndum.
La guerra de Granada (1482-1492), que había comenzado por la toma de Zahara en 1481 por el sultán nazarí Muley Hacén, concluyó el 2 de enero de 1492, cuando Boabdil rindió su capital a los Reyes Católicos. El 25 de noviembre de 1491, Boabdil pactó en capitulaciones la rendición con los monarcas españoles. El 1 de enero de 1492, ante el temor a que los fanáticos se sublevasen, un comando castellano penetró en la Alhambra y se celebró la primera misa en el palacio musulmán, a la que se unieron los esclavos cristianos liberados.
En las capitulaciones, los reyes concedieron a Boabdil un extenso señorío en la Alpujarras, junto con una gran cantidad de oro. Cuando éste se cansó de vivir en España se trasladó a Marruecos y los reyes volvieron a indemnizarle por las tierras que abandonaba. En el viaje le acompañó Gonzalo Fernández de Córdoba, que se había adiestrado militarmente en la guerra de Granada. El último sultán nazarí murió en Fez en 1533.
De fortín árabe a capital del Renacimiento
El historiador granadino Emilio Atienza resume así los beneficios que recibió la ciudad por su recuperación para la Cristiandad:
"Aquí, en Granada, por esta ciudad, entró a raudales el pensamiento europeo a través de las cortes de los Reyes Católicos y su nieto Carlos I; aquí, en la Granada renaciente, se ultimaron los planes que extendieron el Humanismo por el inmenso continente americano que hoy piensa y se expresa en español"
También hay que citar la liberación de miles de cautivos cristianos y la pacificación de los cuatro reinos de Andalucía (Sevilla, Granada, Córdoba y Jaén): se acabaron las cabalgadas, las algaras, las correrías y las almogavarías. La única amenaza externa provenía de los turcos y sus vasallos, los piratas berberiscos, que asolaban las costas de España, Francia, Italia y hasta Portugal.
Pese a la leyenda negra, los 200.000 musulmanes que quedaron bajo la soberanía de los Reyes Católicos fueron tratados mucho mejor que los cristianos dominados por los musulmanes. De "muy generoso" califica Gregorio Marañón (Expulsión y diáspora de los moriscos españoles) el estatus concedido a los moriscos. Aunque los nuevos súbditos colaboraban con los enemigos de sus reyes y compatriotas, y aunque se sublevaban (la primera vez en 1499), no hubo deportaciones ni exterminios. La expulsión ("un mal, pero un mal necesario", sostiene Marañón) la decidió Felipe III en 1609 por la participación de los moriscos en una conjura con Enrique IV de Francia y el Turco ("es inadmisible seguir hablando de esta conjura como de un peligro inventado o banal", añade Marañón).
Las persecuciones a cristianos y judíos
Para deshacer la leyenda rosa sobre Al-Andalus y que cuenta con las subvenciones de la Junta andaluza y de algunos países árabes, baste recordar la realidad. El arabista Serafín Fanjul, que subraya que "los musulmanes de Al-Ándalus en modo alguno eran españoles porque no tenían ni las características culturales ni la intención de pertenecer a un proyecto cultural y político que no era el suyo", insiste en que los siglos de la presencia musulmana fueron "una época terrorífica".
Otro arabista, Emilio de Santiago, fallecido en octubre, recuerda las matanzas religiosas perpetradas en la misma Granada:
"El 30 de diciembre de 1066, miles de hebreos fueron pasados a cuchillo y sus casas y barrio arrasados a manos de árabes granadinos soliviantados por la ponzoñosa labia del cadí Abu Isaac de Elvira (existe una calle dedicada a este genocida en el Barrio de Fígares). Imagínense la «convivencia» idílica de civilizaciones en Granada tan cacareada por los ignorantes en materia de historia andalusí"
Igualmente, los cristianos sufrieron las persecuciones de los almohades, los almorávides y los benimerines. En 1099, se demolió una iglesia cercana a la puerta de Elvira. En 1300 fue degollado en Granada el obispo de Jaén, Fray Pedro Nicolás Pascual de Valencia, capturado en una razzia. Cuando los Reyes Católicos tomaron Granada, la comunidad cristiana autóctona había desaparecido tres siglos antes y no existía ni una sola iglesia. Tampoco había una sinagoga.
La tumba de los Reyes Católicos
Aunque los concejales izquierdistas (y antes también andalucistas) que se oponen a La Toma no lo sepan, su cargo existe gracias a los Reyes Católicos, que fundaron el primer Ayuntamiento de Granada. El edificio jurídico pasó de las Capitulaciones de 1492 a la Carta Real de Merced, promulgada por los reyes el 20 de septiembre de 1500 (se guarda en el Archivo Histórico del Ayuntamiento), y que creó el Cabildo de Granada. En el mismo documento, se ordenaba el traslado de la Chancillería de Ciudad Real, lo que se realizó en 1505. En los años anteriores a la Carta, los Reyes Católicos delimitaron el término municipal y ofrecieron exenciones fiscales a los cristianos que se instalaran en la ciudad, donde eran mayoría los musulmanes y había que mirar a la espalda con frecuencia.
El territorio granadino fue uno de los primeros de España en que arraigó el cristianismo. A principios del siglo III, se desarrolló en Ilíberis (que hoy se identifica con el barrio del Albaicín) el primer concilio de los que se celebraron en España. En diciembre de 1492, Inocencio VIII creó el arzobispado de Granada, cuyo primer titular fue el jerónimo Fray Hernando de Talavera, confesor de la reina Isabel.
En 1504, pocas semanas antes de la muerte de Isabel la Católica, ésta y su marido dispusieron que se les enterrase en la Capilla Real (construida entre 1505 y 1517) y allí reposan, junto con los cuerpos de su hija Juana I y su marido Felipe, así como de su nieto el infante Miguel de la Paz, heredero de las coronas de España y Portugal.
Carlos V salvó la Alhambra
El rey Carlos, coronado ya emperador (1520), casó en marzo de 1526 con su prima, la portuguesa Isabel de Avis, en los Reales Alcázares de Sevilla. El matrimonio se trasladó a Granada, donde se alojó en la Alhambra. Impresionados por la belleza del palacio árabe, los monarcas ordenaron construir otro vecino a éste, con la intención de convertir la ciudad en uno de sus lugares de residencia. La obra se encargó al arquitecto toledano Pedro Machuca.
Con su gran patio circular, es una de las grandes obras renacentistas fuera de Italia y el primero de los palacios de la Monarquía española. La construcción del Palacio de Carlos V tuvo, entre sus consecuencias, la salvación de la Alhambra del abandono y el saqueo, como le ocurrió a Medina Azahara, construida por el califa Abderramán III en Córdoba y destruida en la guerra civil que siguió a la muerte de Almanzor.
Otros dos regalos carolinos a Granada fueron la catedral, cuya primera piedra se colocó en 1523, y la Universidad.
La Congregación de la Capilla Real, formada por varios obispos y letrados presididos por Alonso Manrique, arzobispo de Sevilla, concluyó en 1526 que la lenta conversión de los musulmanes se debía a la ignorancia general en la diócesis; para elevar la formación cultural, solicitó la fundación de un estudio general. El papa Clemente VII promulgó una bula el 14 de julio de1531 que creaba la institución, le concedía las mismas prerrogativas que a las universidades de Bolonia, París, Salamanca y Alcalá, y nombraba al arzobispo de Granada su administrador.
1492 fue un año cenital de la historia de la humanidad, que comenzó con el final de la reconquista en España y concluyó con el desdoblamiento del mundo por obra del almirante Cristóbal Colón. El primer día fue ese 2 de enero en que los Reyes Católicos entraron en Granada.