Ricardo de la Cierva (1926-2015), figura política y cultural del post-franquismo, ha fallecido este jueves en Madrid a los 89 años. Catedrático de Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad de Alcalá de Henares, durante ocho meses y medio fue ministro de Cultura en 1980 con el Gobierno de Adolfo Suárez.
Nacido en Madrid el 9 de noviembre de 1926, era nieto de un ministro de Alfonso XIII y sobrino del inventor del autogiro, Juan de la Cierva. Su padre, el abogado Ricardo de la Cierva y Codorníu, fue asesinado por el Frente Popular en Paracuellos de Jarama en 1936 cuando trataba de huir a Francia. Su hijo dedicó un libro a este episodio familiar.
Durante el régimen franquista ocupó el puesto de jefe del Gabinete de Estudios sobre Historia en el Ministerio de Información y Turismo y en 1973 pasó a ser director general de Cultura Popular y presidente del Instituto Nacional del Libro Español. Durante la Transición, fue elegido senador por Murcia en 1977, y nombrado consejero del presidente del Gobierno para asuntos culturales en 1978. En las elecciones generales de 1979 entró en el Congreso de los Diputados y en 1980 nombrado ministro de Cultura con la Unión de Centro Democrático. Después colaboró con la Alianza Popular de Manuel Fraga como coordinador cultural.
Su bibliografía es extensa en materia histórica, en concreto sobre Segunda República Española, la Guerra Civil Española, el franquismo o la masonería, materia que obsesionaba también a Francisco Franco. Destacan Los documentos de la Primavera Trágica. Análisis documental de los antecedentes inmediatos del 18 de julio de 1936, Historia de la Guerra Civil Española (1969) Testigos de Franco: retablo íntimo de una dictadura,
Historia del socialismo en España (1879–1983), Jesuitas, Iglesia y marxismo: la teología de la liberación desenmascarada, La Derecha sin remedio (1801–1987): de la prisión de Jovellanos al martirio de Fraga; o sobre el Holocausto, El tercer templo: qué es el sionismo en la historia de Israel (1992).
De la Cierva siempre defendió que el franquismo y la Guerra Civil fueron necesarios para la restauración de la democracia en España. De Santiago Carrillo declaró "que nunca había dicho la verdad" o de José Luis Rodríguez Zapatero que era "un hombre corto de inteligencia".
Columnista del diario Ya, la Asociación de la Prensa de Madrid le concedió el premio Víctor de la Serna, y el diario ABC el Mariano de Cavia. Durante la Transición española colaboró frecuentemente con el diario El País. La mayoría de sus columnas son rectificaciones sobre lo que consideraba alusiones ofensivas, falsas o tergiversaciones vertidas contra él en los medios de comunicación. Uno de esos artículos se titula "A Franco lo que es de Franco". Con motivo del Golpe de Estado del 23F se querelló con el entonces director de Diario 16, Pedro J. Ramírez.