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Albert Boadella, Caballero de las Artes y las Letras de Francia

Según el director, Francia vuelve a ser su "refugio ante el delirio separatista catalán", porque "en Cataluña hay malas vibraciones".

Según el director, Francia vuelve a ser su "refugio ante el delirio separatista catalán", porque "en Cataluña hay malas vibraciones".
Albert Boadella recibiendo el galardón en la embajada francesa | EFE

El embajador de Francia en España, Jérôme Bonnafont, ha impuesto hoy al "afrancesado" y "libre" Albert Boadella la insignia de Caballero de las Artes y las Letras del Gobierno francés por su "coraje", "talento", contribución a la cultura, compromiso político y relación con el país galo.

"Este reconocimiento es muy emotivo para mí", ha dicho Boadella (Barcelona, 1943), tras hacer un teatral rendez vous a los asistentes al acto celebrado en la Embajada de Francia, entre los que estaban los diputados de Ciudadanos Toni Cantó y Marta Rivera de la Cruz, la empresaria Esther Koplowitz o el intendente de los Teatros del Canal, Jorge Cullas.

Boadella, fundador de Els Joglars y director de los Teatros del Canal hasta este verano, ha contado que "desembarcó" en París a los 9 años y que en su "primera gesta", morder en el brazo a un compañero por ser "protestante", descubrió, con la explicación del director del colegio, "y sin tortas mediante", lo importante que era "lo de la fraternidad, libertad e igualdad". "Aquella fue una pulla certera a un novillo desbocado y salvaje", ha relatado el dramaturgo, actor y director, que descubrió "un segundo motivo de agradecimiento a Francia" con sus viajes a Perpiñán en la España franquista y luego con su huida de la cárcel, a la que había sido condenado por un tribunal militar por la obra La Torna, y su exilio en Francia.

En Francia, ha revelado Boadella, falsificó un documento de identidad para poder vivir allí: "espero que el delito haya prescrito", ha bromeado. "Ahora Francia vuelve a ser mi refugio ante el delirio separatista catalán. En Cataluña hay malas vibraciones", ha subrayado en referencia a la casa que tiene en ese país.

Otro de sus motivos de agradecimiento al país galo, ha dicho, es que él es un "gran aficionado" a los toros y Francia es "el país que mejor los defiende, sobre todo desde el punto de vista intelectual".

"La luz, el silencio en los restaurantes, las flores en cualquier lugar... Francia es el epicentro del mundo del refinamiento y el buen gusto, lo que yo llamo la felicidad barata y todos los artistas le debemos estar muy reconocidos", ha añadido antes de recitar como hizo cuando tenía 10 años y quería "camuflarse" como francés, es decir, con grandes aspavientos y teatralidad, "La Marsellesa", que ha rematado con un emocionado y sincero "¡Vive France!".

Siempre ha sido, ha afirmado Boadella "muy afrancesado" y en ese país ha sido "colegial y exiliado" y ahora es el lugar donde acude a inspirarse.

Dejar la dirección de los Teatros del Canal ha significado, dice en una entrevista, "recuperar la libertad" porque desde que tenía 20 años siempre ha tenido "responsabilidad" y ahora "de golpe" no siente "carga emocional" y se puede dedicar a escribir, sin agobios, la que será su próxima obra, que prevé estrenar en marzo.

El embajador ha destacado de Boadella su "Ironía, sarcasmo para combatir la mediocridad y el oscurantismo" y su fidelidad a España, "de la que es embajador indiscutible".

"Con esta distinción queremos hacer homenaje a una de las voces más relevantes del teatro español; uno de los directores más destacados por su indiscutible talento y compromiso con la sociedad, lo que le ha llevado a tener muchos enemigos por su libre pensamiento; un espíritu libre", ha agregado Bonnafont.

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