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'Unravel': desmadejando recuerdos

Coldwood sorprende a propios y extraños con una preciosista aventura para PS4, Xbox One y PC que se conforma como una metáfora de la propia vida.

La evolución del videojuego como vehículo narrativo es más que evidente en los últimos años. Títulos como Shadow of the Colossus, Flower o Journey han demostrado que este producto de consumo no tiene porqué ser solo una forma de entretenimiento inmediato (algo que no es negativo, desde luego): también es una estupenda forma de contar historias, de llevar a la reflexión y de mover las emociones del jugador. Una serie de factores cada vez más demandados por los aficionados al videojuego, cuya edad media es cada vez mayor, y objeto de las inquietudes de cada vez más y más desarrolladores, que optan por emplear la tecnología aplicada al ocio virtual de una forma distinta al "más y más" propio de las grandes superproducciones para consolas de última generación.

De esta forma, el estudio sueco Coldwood emplea un género tan aparentemente sencillo como el plataformas para hablar del paso del tiempo, de la inevitabilidad de la muerte y de ese continuo proceso de descubrimiento que es la vida… casi nada, oigan. Yarny, el simpático duende de lana que protagoniza Unravel, puede pasar por un simple aunque carismático avatar, una herramienta con la que superar el camino del punto A al punto B haciendo uso de las muchas posibilidades que le brindan sus hilos de lana. Sin embargo, nuestro pequeño héroe representa en sí mismo la clave jugable y narrativa de la obra: a cada paso, Yarny se va deshilachando, perdiendo lana a cada metro que recorre, gastando su valioso tejido en cada obstáculo superado hasta quedar sin nada, aterido e incapaz de avanzar. Volver sobre sus pasos, recuperar algo de lana e intentar una solución alternativa a un determinado problema le puede permitir llegar algo más lejos o conseguir una nueva madeja de lana con la que retomar fuerzas.

Unravel también habla de la vejez, de la pérdida de los recuerdos que dan sentido a nuestra existencia. Nada más comenzar, el juego nos deja claro nuestra misión: recorrer los recuerdos de una solitaria anciana para devolverle esas imágenes borradas debido al paso del tiempo. Con una maestría inusitada para un estudio tan joven como Coldwood, Unravel presenta esta misión al jugador con un apartado artístico tan orgánico como evocador, que se mueve entre lo preciosista de sus escenarios, cargados de belleza natural, y las imágenes reales, que acompañadas de una magnífica banda sonora original golpean al jugador con una emotiva dosis de nostalgia.

Por otra parte, ¿Ha sabido Coldwood dotar a su obra de una necesaria base jugable? La respuesta es que sí: Unravel es un interesante plataformas aderezado con un buen puñado de puzzles esparcidos por sus diez niveles. Aunque en ningún momento llega a suponer un problema para el jugador medio, superar Unravel en su totalidad puede ocupar entre las seis y las ocho horas, dependiendo del tiempo en que se tarde en superar los rompecabezas y obtener un mayor o menor número de objetos coleccionables secretos. En cualquier caso, el título de Coldwood es tremendamente estimulante desde los primeros compases de juego, llamando a la curiosidad del jugador, que recorrerá de mil amores los mil y un rincones que ocultan los escenarios por los que Yarny moverá sus hilos.

Unravel es una experiencia sorprendente y enriquecedora, un rara avis en el actual catálogo de videojuegos que reivindica el género plataformas como un lienzo cargado de posibilidades sobre el que plasmar historias tan emotivas e inspiradoras como la que nos ocupa.

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