El expresidente y encargado de convertir la empresa familiar de cartas Nintendo en uno de los gigantes de los videojuegos, Hiroshi Yamauchi, ha fallecido este jueves a los 85 años de edad. Yamauchi fue sucedido en 2002 por el actual consejero delegado de la compañía, Satoru Iwata, tras 53 años al frente de la compañía.
Hiroshi Yamauchi, antes de revolucionar el mundo de los juguetes y más tarde de los videojuegos, llegó a abrir hasta un hotel del amor. El japonés no lo tuvo nada fácil en su camino hacia el éxito. Yamauchi fue el tercer presidente de la empresa familiar Nintendo, que tras heredar el cargo tras la muerte de su abuelo en 1949, tomó el timón del barco con decisión y buen olfato empresarial.
Pronto el joven Yamauchi se dio cuenta que, aquella pequeña empresa de cartas necesitaba adaptarse a los nuevos tiempos, sino quería verse abocada al cierre. Uno de sus empleados de mantenimiento, Gunpei Yokoi, creó un brazo mecánico que permitía, para quien tuviera cierta habilidad, coger objetos a distancia. Este juguete mecánico, bautizado bajo el nombre de Ultra Hand, se acabó vendiendo como churros; 1,2 millones de unidades en Japón, todo un éxito.
Yamauchi lo tenía claro, los videojuegos eran el futuro. Es por ello por lo que se aseguró de ser el distribuidor en Japón de la primera consola doméstica: Magnavox Oddyssey. Años más tarde, en 1981, fue cuando la empresa nipona pego el gran salto. Yamauchi confió la noble misión de expandir el negocio a los EEUU a Shigeru Miyamoto, y éste, a pesar de las dificultades, consiguió crear el primer videojuego con argumento, el Donkey Kong. El éxito rotundo de Nintendo, no exento del factor suerte, afianzó a la empresa en el sector, siendo líder desde entonces en el mundo de los videojuegos.