El lanzamiento de la franquicia Total War en el año 2000 puso en el punto de mira a Creative Assembly, desarrolladora que a lo largo de la última década se ha convertido en un referente para los seguidores del género estratégico. El imponente abanico de posibilidades que compone cada título creado por el estudio británico, su buen hacer y el cuidado con el que tratan cada nuevo proyecto hacen del estudio uno de los preferidos del genero por los jugadores, aprendiendo además de los errores con cada entrega lanzada en el mercado y perfilando, aún más, su propio camino dentro de la estrategia.
La serie se estrenó con Shogun y fue seguido por Medieval hasta la presentación de Rome, el acercamiento al imperio romano de la franquicia de estrategia. Esta obra se completó con dos expansiones y un buen puñado de mods realizados por los propios usuarios para revivir las batallas clásicas más imponentes de la historia de la república romana. Ahora, en pleno 2013, aparece la secuela de los centuriones, profundizando en conceptos nuevos, aprovechando la tecnología existente y alzando la franquicia como un referente dentro del género. Los seguidores de la estrategia están de enhorabuena, pues Creative Assembly ha concebido, en pocas palabras, uno de los mejores videojuegos de estrategia. Total War: Rome II llega sin hacer mucho ruido, pero con todos los ingredientes para convertirse rápidamente en el mejor videojuego de estrategia del año.
Los estrategas están de enhorabuena
Si en el primer Total War: Rome nos encontramos con pocas facciones que seleccionar al comenzar una partida, en esta ocasión el estudio ha decidido ofrecer todos los caminos desde el inicio, abriendo las facciones para darle al jugador la libertad de comprender las nuevas culturas desde el primer minuto. Hasta ocho culturas distintas estarán disponibles, además de las que lleguen en formato descargable. Se reparten entre Roma, Cartago, Macedonia, Suevos, el Egipto Ptolemaico, Arvernos y Partos, cada una con sus diferentes habilidades y opciones que iremos descubriendo a medida que vayamos avanzando en las escaramuzas.
La variedad de las partidas está asegurada desde el primer momento, y no sólo a nivel de unidades. Tenemos multitud de opciones y cada uno de los bandos contará con sus propios atributos dentro del mundo, diplomacia incluida. Por ejemplo, los cartaginenses tienen una bonificación en forma de impuestos, aumentando hasta un 10% los intereses del imperio. Cada jugador podrá escoger, así en función de sus intereses, una serie de habilidades y extras que podrán decantar la batalla hacia un lado u otro. La mecánica del juego mezcla una serie de conceptos visto en otros exponentes del género, pero aumentando la experiencia de juego para ofrecer un conjunto notable. En el mapa general tenemos acceso a nuestras tropas, y a través de turnos podemos preparar las batallas asignando nuestras tropas, comprobando los intereses del senado y controlando las alianzas. Debemos aclarar que cada cultura cuenta con una identidad propia, ya no sólo a nivel visual, sino también en cuanto a fórmula de desarrollo, con nuevos sistemas de gobierno y árboles de desarrollo únicos.
Poco a poco iremos adquiriendo experiencia y con ello llegan nuevas posibilidades que dan lugar a actualizaciones de las tropas, nuevas habilidades, más personajes heroicos en nuestras filas y, en definitiva, un ejército más poderoso. La obra, además, cuenta con cinco niveles de dificultad, siendo las más complicadas un auténtico reto gracias a una inteligencia artificial que, aun no siendo perfecta, pues en ocasiones cuenta con algún comportamiento fuera de lo común, causará más de un dolor de cabeza hasta para el estratega más experimentado.
Pendientes del Senado
Por otra parte nos encontramos con el Senado, que nos irá marcando una serie de objetivos como, por ejemplo, conquistar una ciudad determinada, aunque también podemos elegir misiones de corta duración por si nos sentimos un poco abrumados entre tantas posibilidades. Estas parten desde las propias campañas del videojuego y dan un nuevo enfoque dentro del mapa general, así como las notables batallas navales, un añadido más dentro de la franquicia.
A medida que vamos conquistando ciudades nos haremos con el control político y cultural de las urbes a nuestro mando, lo que nos permite gestionar cada una de las ciudades de manera completamente diferente, siempre en función de nuestros intereses. Para ello necesitaremos asignar a un gobernador, aunque por suerte se ha incluido una opción de automatización para evitar abrumar al jugador entre tantos microsistemas, seleccionando órdenes simples para centrar nuestros esfuerzos en otros menesteres. Pero además de poder jugar con las tres facciones romanas, tendremos acceso a las demás culturas para jugar en modalidad campaña, lo que consumirá centenares de horas si nuestro objetivo es disputar todas las contiendas. Por otro lado, como viene siendo habitual en la franquicia, reviviremos batallas históricas tal y como se recuerdan en los libros de historia, como la Batalla del Nilo, el Asedio de Cartago y la Batalla del bosque Teutoburgo, entre otros.
Cientos de personajes en pantalla
Para llevar a cabo estas ofensivas tan brutales, la desarrolladora ha optimizado hasta límites insospechados el motor gráfico estrenado con Total War: Shogun 2, mostrando con todo lujo de detalles multitud de escenarios, cientos de personajes con un nivel de detalle más que suficiente y una ambientación levantada desde lo más profundo de un estilo de juego que tiene mucho que decir. Ver miles de soldados en un campo de batalla es un espectáculo digno de mención, sobre todo al nivel de detalle que ha preparado la desarrolladora. El nuevo mapa simplifica algunos aspectos complejos de sus predecesores, y con únicamente un vistazo rápido podremos comprobar de manera fiable qué ocurre a nuestro alrededor.
La música también cuenta con algunos detalles dignos de mención, como es el acompasamiento de los centenares de pasos de dirección al campo de batalla antes de librar una ofensiva. Las partituras presentadas para la ocasión acompañan perfectamente el ritmo del juego, tanto en menús como en el propio tablero.
Conclusiones
Total War: Rome II se ha convertido rápidamente en un imprescindible para todos los seguidores del género de la conquista. Sus virtudes son más que conocidas, y su sistema de juego cuaja a la perfección dentro de una metodología que va renovándose con cada título lanzado. Los centuriones vuelven a ser protagonistas por segunda vez, y gracias a la experiencia de campo de la desarrolladora, podemos decir que este nuevo Total War: Rome II es uno de los mejores –si no el mejor– de toda la saga.