Esta semana, un alumno de Esade ha quedado finalista en la cuarta edición de los World Smart Cities Awards con el proyecto DEA Drones, que consiste en crear una red de drones que permita a los médicos del servicio de emergencias de Barcelona atender una emergencia lo más rápido posible. Los drones estarían repartidos por toda la ciudad y llegarían con mucha más rapidez que las ambulancias y estarían equipados con cámaras de alta definición que se convertirían en los ojos del médico hasta el momento en que llegue.
Pero no es el primer proyecto de este tipo. En la Universidad de Delft, el estudiante Alec Momont no sólo ha propuesto un sistema similar, sino que ha creado un prototipo equipado con un desfibrilador, de modo que las personas que llamen a emergencias puedan utilizarlo con supervisión médica, ya que un profesional supervisaría el proceso. Dado que el tiempo es un factor esencial para que un paciente pueda recuperarse de un ataque cardíaco, Momont ha estimado que con una red de drones de este tipo la supervivencia podría elevarse drásticamente.
"Alrededor de 8.000.000 personas sufren un ataque cardiaco en la Unión Europea cada año, y sólo un 8% sobrevive", asegura Momont. "La principal razón es el relativamente largo tiempo de respuesta de los servicios de emergencia (aproximadamente 10 minutos), mientras que la muerte cerebral tiene lugar entre los 4 y 6 minutos. Un dron ambulancia podría llevar un desfibrilador a un paciente dentro de un área de 12 kilómetros cuadrados en un minuto o menos. Esta velocidad de respuesta incrementa las posibilidades de supervivencia de un 8 a un 80%".
El dron puede llegar a volar a 100 kilómetros por hora y al disponer de conexión de audio y vídeo con los paramédicos podría elevar del 20 al 90% el porcentaje de personas que son capaces de usar un desfibrilador con éxito sin entrenamiento previo. Además, dado que el dron es capaz de transportar 4 kilogramos, podrían equiparse algunos de forma distinta, por ejemplo para llevar insulina a diabéticos u oxígeno a personas atrapadas en un fuego.
No obstante, el prototipo de Momont es eso, un prototipo que aún no ha sido probado con personas reales con un ataque real, ni el sistema de detección de obstáculos funciona demasiado bien todavía. Las leyes holandesas actualmente harían imposible un despliegue de este tipo, aunque se espera que sean actualizadas el año que viene. Momont espera que antes de cinco años estén funcionando. El precio del sistema se situaría en aproximadamente 15.000 euros por dron.