El fenómeno inexplicable de la euforia de los internautas por los vídeos de gatitos ha alcanzado límites insospechados. Gatos adorables, graciosos, gordos, ariscos... No hay felino que se precie que no tenga un hueco en YouTube.
La fiebre por los gatos ha convertido a muchas de estas mascotas en auténticas celebridades de las redes sociales. De hecho, a los más famosos se les conoce como los catlebrities. Y claro, cuantas más visitas tengan sus vídeos, más caja hacen sus dueños.
Ese es el caso de Tabatha Bundesen, una camarera de 28 años de Arizona con un gato bastante peculiar: Grumpy Cat (el gato gruñón). Este minino padece enanismo felino, una enfermedad animal que hace que su rostro parezca enfadado, algo que le hace mucha (pero mucha) gracia al resto de los humanos.
Desde que hace dos años el Grumpy Cat se convirtiera en meme cuando su dueña colgó su foto en internet, sus monerías no han dejado de cosechar éxitos. Primero, empezaron los vídeos, luego los libros (el primero de ellos se convirtió en un bestseller), el merchandising, las apariciones en TV y ahora, el gato gruñón (que en realidad es una gata) tiene hasta su propia película al estilo Gardfield.
Actualmente, su página de Facebook acoge a más de 7 millones de fans y el primer vídeo que se subió a internet lleva registrados más de 16,8 millones de visionados.
Hace varios días, se publicó que Tabatha Bundesen había ingresado gracias a la industria que se ha generado entorno a su mascota la friolera de 100 millones de dólares. La aludida, que ha desmentido esta información, no ha querido desvelar ninguna cifra, aunque sí ha reconocido que ha podido dejar su trabajo como camarera.