El cofundador de Google, Sergey Brin ha financiado de forma anónima el experimento que ha permitido crear la primera hamburguesa de carne sintética. Los científicos han contado con 250.000 euros por parte de Brin y están convencidos de que, de tener éxito, "esta tecnología transformaría el mundo".
Los resultados han sido comprobados este lunes en Londres. La primera hamburguesa sintética se ha cocinado en directo y un grupo de catadores entre los que destacan personalidades del sector como Josh Schonwald y Hanni Rützler, han tenido la oportunidad de saborearla.
Optimista con el proyecto
El que fuera compañero de Larry Page para fundar Google en la universidad, Sergey Brin, es uno de los hombre más ricos del mundo, y ya había demostrado anteriormente su interés y respaldo económico a proyectos de esta índole.
Sergey Brin se ha mostrado muy optimista con respecto a este proyecto y cree firmemente en el futuro de esta técnica. "Este es sólo un inicio, pues tenemos la certeza de que podemos seguir avanzando", declaró el cofundador de Google para el diario británico The Guardian.
El inversor también ha querido explicar los motivos que le han llevado a impulsar este experimento. Su preocupación por "el bienestar de los animales" y la "errónea imagen de la producción moderna carne" han sido algunos de las razones que le han movido a financiar esta tecnología, más allá de lo que podría significar para atajar problemas de hambre en el mundo.
Transformar el mundo
Este proyecto suena increíble, aún ahora que está a punto de ver la luz. El multimillonario reconoce que algunos podrían llegar a pensar que su proyecto podría tratarse de una idea "propia de una película de ciencia ficción". Sin embargo, Brin ha subrayado que cuando se gestaba el proyecto ya "estaba convencido de invertir en tecnología viable, pues si tenía éxito podría transformar el mundo".
Todavía no se han hecho cálculos del impacto que esta tecnología podría tener para el medio ambiente pero, según uno de los científicos de este proyecto, los primeros datos indican que la carne sintética podría reducir la necesidad de tierra y agua hasta un 90 por ciento, y el uso de energía hasta un 70.