
El aerosol de grafeno, de aspecto parecido al de una esponja, pesa únicamente 0,16 miligramos por centímetro cúbico, lo que le convierte en el material sólido más ligero del mundo. Tiene unas dos veces la densidad del hidrógeno, es decir, menos densidad que el helio, según informa Medioambiente.org a partir de un artículo publicado en Nature. El material está formado por una red porosa de tubos de carbono, lo que significa que está básicamente hueco.
El nuevo material supera el récord que alcanzó un material similar, el aerografito, hace unos meses. El aerografito tenía una densidad de 0,2 miligramos por centímetro cúbico, setenta y cinco veces más ligero que la espuma de poliestireno –el corcho blanco de los embalajes, también conocido como poliexpan– y cuatro veces más ligero que el material que ostentaba el récord antes de él.
Al ser su densidad muy cercana al aire, aunque ligeramente menor, y estar tan hueco, en la práctica el aerogel de grafeno no se va volando, aunque trabajar con él es complicado porque cualquier mínima corriente se lo lleva.
La revolución del grafeno
El grafeno es la estrella de los nuevos materiales. Se piensa que pueda servir para construir chips en lugar del silicio, fabricar baterías que se cargan en segundos o con mucha mayor capacidad, e incluso se ha empleado para hacer altavoces planos y transparentes. Es una capa de átomos de carbono alineados en hexágonos entrelazados. Es el material más resistente que se ha descubierto, es más duro aún que el diamante, y en un futuro podría permitir fabricar cualquier tipo de estructuras, como coches o aviones, de forma más resistente y ligera, sustituyendo a la fibra de carbono. "Se tendría que colocar un elefante, balanceado sobre un lápiz, para perforar una lámina de grafeno del espesor de una hoja de celofán", ha llegado a decir James Hone, profesor de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Columbia.
El interés que despierta quedó demostrado cuando se otorgó el Premio Nobel de Física en 2010 a dos científicos rusos, Andre Geim y Konstantin Novoselov, que fueron los primeros en obtener grafeno a partir del grafito en 2004. Sólo en 2010, este material fue tema de unos 3.000 estudios. No obstante, aún no se ha encontrado la forma de fabricarlo de forma masiva, de modo que sus aplicaciones no han salido del laboratorio.