Lo hemos intentado todo. Desde la canción melódica, hasta la movida, desde el/la intérprete delante del micrófono sólo/a, pasando por bandas de hasta seis integrantes (lo permitido en el festival) en el escenario. España ha removido la batidora para encontrar la fórmula ideal pero este año cruzamos una línea, un tema íntegro en inglés, el "Say yay" de Barei, canción ganadora del programa de Televisión Española Objetivo Eurovisión que el pasado 1 de febrero decidió qué canción representaría a nuestro país el próximo 14 de mayo en el Globe Arena de Estocolmo.
La canción fue lanzada a bombo y platillo gracias a un magnífico videoclip que está causando furor entre los expertos en el Eurofestival, pero no ha subido del décimo puesto en las apuestas previas. Algo es algo, visto lo visto últimamente con nuestras canciones en el certamen. Sólo dos veces en los últimos once años, entre los diez primeros. Pastora Soler (2012) y Ruth Lorenzo (2014) salvaron el orgullo patrio con dos décimos puestos que supieron muy bien. Lo demás, desde los triunfitos (Rosa, séptima en 2002, Beth, sexta en 2003 y Ramón, décimo en 2004), ridículos dificilmente descriptibles. Sólo así podemos valorar actuaciones como las de Son de Sol en 2005, las Ketchup en 2006, Nash en 2007, Chiquilicuatre en 2008, Soraya en 2009 o El sueño de Morfeo en 2013.
Por eso el próximo sábado, lo que se juega Barei es algo más que un puesto en el festival. Es más que un número en su curriculum. Es saber si esta apuesta sale bien, si ha valido la pena bajarse los pantalones de una manera tan atroz. No lo critico, cuidado, sólo digo que supone bajárselos cantar en inglés si siempre ha existido el empeño de defender la idea del idioma propio. Todo con tal de conseguir un resultado digno en el Eurofestival, donde España no conoce un puesto entre los mejores desde 1995 con Anabel Conde (segunda) y su "Vuelve conmigo". Antes Sergio Dalma y Bravo (cuartos en 1991 y 1984) y Karina y Mocedades (segundos puestos en 1971 y 1973). Pero los viejos y buenos tiempos han pasado para nuestro país en este certamen. A ver si con este giro, todo sale mejor.
Barei ensayó este fin de semana por primera vez en el escenario del festival y las sensaciones fueron buenas. Dijo el otro día la cantante que "se encontraba bien con el tema y la coreografía. Y también con la puesta en escena aunque siempre tienes que hacer retoques". Esta semana antes del Día-D la cantante madrileña tendrá tiempo de retocar lo que considere y tendrá tiempo de ver las dos semifinales (martes y jueves) antes de hacerse una idea general ya de lo que le espera.
Las últimas quinielas sitúan el "Say yay" en el décimo lugar pero eso variará estos siete días. Más que nada porque después de cada semifinal habrá otro sondeo y allí ya habrá países clasificados y los criterios pueden cambiar. Ahora mismo es soñar demasiado alto con un décimo puesto. Es más normal pensar que la canción de la madrileña se situará entre el 15º y el 20º puesto, algo que puede parecer una decepción (lo sería) pero que mejoraría el increíble (por injusto) 21º puesto de Edurne el año pasado. Una canción, "Amanecer" mucho mejor que lo que la realidad dictó y mejor interpretada de lo que muchos dijeron. A Edurne le sobraron aptitudes en el escenario, otra cosa es que el Festival esté como esté, dejado de la mano de Dios, lejos de ser un concurso de canción y muy cercano al negocio para que ganen los países que interesan. Es la nueva manera de sobrevivir en el mundo de la televisión. Y en Eurovisión, con la irrupción del televoto y con él la importancia del público, mucho más.