España debe pedir perdón. Pedir perdón constantemente. Porque hemos sido malos. Genocidas. Islamófobos. Imperialistas. Pero para que el perdón no sea solo de boquilla hemos de actuar. Hemos de demostrar inequívocamente nuestro arrepentimiento. Y la única solución es renunciar a nuestra soberanía, que solo nos lleva a hacer el mal, y rendirnos. La única duda es: ¿a quién nos rendimos?
Pues sigan leyendo, que Monsieur de Sans Foy y Fray Josepho se lo van a decir.
TODOS MOROS
por Monsieur de Sans-Foy
Nuestro destino es ceder,
igual que las altas cañas,
cuando cimbrean al viento
que las dobla y no las casca.
Nuestro destino es ceder,
que está España avergonzada
de haber sido en el pasado
tan católica y tan facha.
¿Y ante quién coño cedemos?,
clama histérica la Patria,
con todos sus estaditos
autonómicos de taifas:
¿ante Europa y los Estates?
¡Eso, ni es ceder ni es nada!
Para semejante viaje,
nos quedábamos en casa.
¿Ante la Rusia de Putin?
¡No me jodas, camarada!
Si no vale ni el Smirnoff
que se gastó en bautizarla...
Pues hagámonos sunitas,
o chiitas, si hace falta.
¡Eso sí que me convence!
¡Eso sí que me entusiasma!
Nos lo están poniendo a huevo.
La ocasión la pintan calva,
porque nada gusta tanto
a los moros como España.
Ya tenemos dos millones.
Bastaría abrir la valla
–o ponerla más bajita–
para que se la saltara,
con atlético entusiasmo,
casi todo el Norte de África.
Además, siendo la Izquierda
tan propensa a la chilaba,
tendrán todos acomodo
presentándose en sus casas:
Errejón y Pablo Iglesias
les darán comida y cama,
y también cabrán bastantes
con Garzón y Cayo Lara.
En el Parque del Retiro
montará Carmena jaimas,
y Colau, en Barcelona,
mandará alfombrar las Ramblas.
El Rey, con su guardia mora
de comparsa valenciana,
fijará su residencia
en la Alhambra de Granada.
Tú, Josepho, no te asustes:
a los frailes de tu casta
les convalidan el cargo:
del convento, a la madraza.
¡Con sotana, como siempre...
y las mismas puercas barbas!
TOTS CATALANS
por Fray Josepho
Me encanta, Mesié, su idea.
Abrazar la fe coránica.
Rezar mirando a La Meca
con las posaderas altas.
Tapar con telas oscuras
las carnes de las chavalas.
Me gusta, Mesié, me gusta.
Me encanta, Sanfuá, me encanta.
Y además, nos interesa,
porque es que si no, nos matan.
Pero antes de a la morisma,
yo pienso, Mesié, que España
debe rendirse primero
a la nación catalana.
Rendirnos completamente:
con bagajes y con armas.
Cederles nuestro dinero,
para que ellos lo repartan.
Comprarles todo su fuet.
Adquirir todo su cava.
Oír discos de Lluís Llach
de la noche a la mañana.
Abrirnos cuentas de ahorro,
sin interés, en La Caixa.
Inmersionar a los niños
en la lengua catalana,
desde Betanzos a Cuenca,
desde Algeciras a Álava.
Hacer castellets enormes
en los pueblos de La Mancha.
Silbar el himno español,
bailar mucho la sardana,
cantar los goles de Messi,
hacernos socios del Barça,
colocar en los balcones
las banderas esteladas,
y nuestra Constitución…
comérnosla con patatas.
Admitiendo –que lo admito–
que su idea es adecuada,
y que abrazar el islam
está lleno de ventajas,
y que nos conviene unirnos
a la causa mahometana,
le diré, caro Mesié,
que mi idea es aun más práctica.
Y que incluso, en el futuro,
siendo catalana Espanya,
nos someteremos todos
a la patria soberana
dels Països Musulmans
y al Califa de Igualada.