El Duque de Palma, Iñaki Urdangarin, ha visto reducido de forma drástica su nivel de vida desde que el Caso Noos llegase a los tribunales de justicia. Presuntamente, utilizó el Instituto Nóos que presidía y otras entidades satélites para saquear fondos de instituciones públicas de las Islas Baleares, la Comunidad Valenciana y Madrid. Ahora, la Fiscalía pide para él una condena de 19,5 años años de prisión y la acusación popular, Manos Limpias, una de 26,5 años de reclusión.
Un ejemplo de ello ha podido verse durante esta Navidad, en la que buena parte de los integrantes de la familia Urdangarin Borbón se han desplazado desde Ginebra, la ciudad suiza donde tratan de escapar de la presión mediática producido por el primer escándalo de corrupción que ha salpicado de forma directa a la Familia Real española, hasta Vitoria, ciudad de orígen de la familia del Duque de Palma, donde han pasado las fiestas en compañía de la familia del exdeportista.
Desde la capital vasca, los integrantes de la familia se desplazaron hasta Barcelona, donde la familia tenía fijada su residencia hasta antes del escándalo y donde se encuentran los despachos de los abogados defensores tanto del propia Urdangarin como de la Infanta Cristina.
Hasta allí se desplazaron, vía Bilbao, utilizando un vuelo de la compañía de bajo coste Vueling, en la que no existe la primera clase, a la que ha estado acostumbrado desde hace años el Duque de Palma, según publica este sábado el diario El Mundo, que reproduce una imagen del Urdangarin junto a uno de sus hijos dentro de la aeronave.