Anoche acabó por fin el presunto veto que TVE había impuesto al líder supremo de Podemos, con una performance en el Canal 24 horas que había sido anunciada previamente como una entrevista periodística al uso. Una censura, la de TVE con los pablemos, ciertamente relativa, porque en los programas informativos de TVE desde hace meses no se habla de otra cosa que de Podemos y, eventualmente, de la filial madrileña de IU, que son dos partidos completamente distintos por más que sus líderes tengan una relacioncita.
El presentador de La Noche, programa que muchos descubrimos que existía precisamente anoche también, hizo probablemente la peor entrevista a un político de la historia de la televisión en "este país de países", que es como Pablemos define a lo que se viene conociendo como España de unos siglos acá. En las entrevistas a los líderes políticos encontramos básicamente a periodistas obsecuentes que no saben cómo agradar al entrevistado, periodistas cabroncetes que tratan de poner al político contra las cuerdas y periodistas pasotas que se limitan a leer un formulario escrito por otro hasta que se acaba el programa. Lo que no habíamos visto hasta anoche es al periodista que pide disculpas (literalmente) al político cada vez que le plantea una cuestión, tratando de que el otro no le riña por hacerle preguntas que el entrevistado no se haría a sí mismo.
Iglesias demostró, una vez más, que la estrategia política de Podemos es no tener estrategia, que es la mejor estrategia para llegar al poder. La táctica para mantenerse en este limbo ideológico cuando te piden que aportes soluciones a problemas concretos es limitarte a recitar las distintas variantes de esos mismos problemas con frases cortas, accesibles para el espectador medio de Mujeres y Hombres y Viceversa. Iglesias no hizo otra cosa anoche, mientras el entrevistador le pedía disculpas por pedirle, vaya tontería, que concretara un poquitín más los cuatro dogmas que conforman el discurso oficial de Podemos, basados fundamentalmente en "que los ricos paguen más".
Tan sólo al final del programa el presentador incomodó a Iglesias al felicitarle por las excarcelaciones de etarras ordenadas por la Audiencia Nacional. El líder de Podemos, que distingue muy bien una Herriko Taberna abarrotada de demócratas de un plató de televisión poblado de criptofascistas, riñó nuevamente al presentador, que ya no sabía dónde meterse porque Iglesias le había puesto su temible cara de enfado superdemocrático.
Cosas que pasan en la televisión pública del PP que, como es bien sabido, cuando gobiernan los populares funciona como una comuna asamblearia donde los sindicalistas llevan la voz cantante. Iglesias lo confirmó al comienzo de la entrevista, explicando a la audiencia del programa (Rosa Belmonte, yo y unos cuantos más), que si estaba en una cadena estatal era "por las presiones de los trabajadores de TVE", que son los que tienen que mandar en el Ente, al menos hasta que llegue él al poder y ordene un poco el libertinaje de medios de comunicación actual.
Pablo Iglesias dijo que apenas duerme porque le va a tocar "formar un Gabinete de Gobierno" de aquí unos meses. Después de la entrevista de anoche está claro que el canal 24 h debe continuar sus emisiones y, por supuesto, con la misma plantilla. Una preocupación menos para el estadista. Para que luego digan que RTVE no cumple un servicio público esencial.