Katia Aveiro quiso compartir con todos sus compañeros cómo fue su infancia. Aunque actualmente a la familia de Cristiano no les falta de nada, esto no ha sido así siempre. La concursante de Supervivientes recordó lo mal que lo pasó porque en su casa no había casi ni para comer.
"Cerca de mi casa había una tienda que cerraba a las 12 de la noche. Si no vendían las tartas que tenían en el día, un grupo de amigos y yo nos acercábamos a la puerta para que nos regalase una", relató Katia. Añadió que "lo único que no faltaba en mi casa era pan, porque se pagaba a final de mes".
Acabó abriéndose en canal a todos los supervivientes y confesó: "Nosotros no pasábamos hambre cada 15 días y comíamos carne solo los domingos. Entre semana tocaba pan con mantequilla, sopa, legumbres". También declaró en el programa de este lunes que las pocas veces que comían pollo era porque su padre lo había conseguido del supermercado de algo de su trabajo, pero que siempre "estaba caducado".
Terminó la conversación explicando que es consciente de que "no puede quejarse", porque ahora está aquí, pero que gracias a su experiencia "valora la comida". No contó su dura infancia para "dar pena" ni para que "la considerasen una pobrecita", porque "no le da vergüenza" narrar lo que ha vivido, ya que "había mucho amor en mi casa".