El proyecto de Antonio Banderas en Málaga estaba pensado como un centro cultural de usos múltiples con hasta seis plantas y 9.000 metros cuadrados. Los estudios de arquitectura de Seguí y Mendoza, junto a la empresa Starlite, serían los encargados de abordar el proyecto ganador del concurso de ideas para la manzana de los antiguos cines Astoria-Victoria de la plaza de la Merced. La idea consistía en una estructura con grandes miradores que estarían orientados hacía la Alcazaba, la plaza de la Merced, la Aduana o la de la Victoria. El presupuesto de su ejecución rondaría los 14 millones de euros, y tendría la intención de potenciar la relación urbana del enclave con el 'Paseo-Salón' de la calle Alcazabilla y la Plaza de la Merced, además de beneficiarse de la importante referencia paisajística de la muralla de la Alcazaba, que conformaría su telón de fondo.
Según publica Diario Sur, la primera planta estaría reservada para las exposiciones de la casa natal de Picasso, junto a una plaza cubierta, una sala de teatro y otra sala de usos gastronómicos. Un espacio que tendría una configuración diáfana y que se podría usar para exposiciones, desfiles de moda, ferias de muestras e incluso banquetes. La segunda planta estaría vinculada a la primera. La tercera y cuarta sería para uso comercial, con vistas al teatro, otros espacios culturales y zona gourmet. La quinta planta albergaría el salón de eventos, con un cine al aire libre, terraza y restauración. En la sexta se instalaría un restaurante con vistas a toda la ciudad de Málaga.
IU aboga por la demolición
Las críticas capitaneadas por IU-Málaga y Málaga Ahora que han llevado a la desaparición del proyecto iban dirigidas al informe económico y a los negocios de restauración. IU reclamaba, en lugar de rehabilitar los edificios, demolerlos: denunciaban que lo prioritario era arreglar la plaza.
Sobre el concurso, según informa La Opinión de Málaga, afirmaban que había sido un fraude y reclamaban en su lugar una consulta ciudadana. Criticaban que en el proyecto se incluyera la explotación económica y viabilidad del mismo, al tiempo que hablaban de "sobreexplotación hostelera". En cuanto al edificio que albergaba los antiguos cines, defendían tirarlo porque los veían como un elemento "distorsionador" en la plaza, sin interés "histórico ni arquitectónico".