Malú puede sentirse satisfecha de su imparable carrera musical pues en la tabla de mejores intérpretes femeninas del pop melódico nacional ella ocupa ahora mismo el cetro. Bien ganado porque ha mantenido una regularidad en su repertorio desde que en 1998 iniciara su actividad discográfica, ayudada por uno de sus mejores amigos, Alejandro Sanz, con el que se especuló haber estado enamorada, quien le brindó tres canciones, una de las ellas, "Por eso soy aprendiz" la catapultó rápidamente en las listas de éxitos. Comenzó pronto a cantar, apenas con quince años. Hija del cantaor Pepe de Lucía y de una de las componentes del cuarteto Arena Caliente, María Luisa Sánchez Benítez debe su apelativo artístico y familiar a su tía Reyes quien cuando aquella era muy niña le espetó una vez: "Como tu nombre es para mí muy largo, te voy a llamar de ahora en adelante Malú". Así se quedó para los suyos y para el gran público.
Acaba de regresar de Argentina, donde le han ido las cosas muy bien, y se encuentra en plena vorágine de gira por España con un espectáculo titulado como su última grabación, "Caos", lo que responde a las dudas que tenía antes de sacar al mercado ese disco. Harto sabido es entre los artistas, que lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Y cada álbum es un nuevo reto. ¿Lo recibirá bien el respetable?, se preguntan.
Por fortuna, a Malú le va la vida de maravilla: en lo artístico y en lo personal. Lo primero porque llena en todos los sitios donde se presenta. Me he enterado que en algunos de ellos sus "fans" llegan a permanecer una noche entera –a veces, dos- para conseguir entradas y además situarse en primera fila. Y eso es algo que sólo los cantantes consagrados consiguen. Un documental sobre su vida –joven vida, desde luego ya que sólo cuenta treinta y cuatro primaveras- nos la presenta luchadora en todo momento, amante de los animales. Tiene tres perros y un gato, que adora. No le hubiera importado ser veterinaria. En ese cortometraje, dirigido por su primo Curro Sánchez, hijo de Paco de Lucía, Malú cuenta lo mal que lo pasó hace ocho años cuando tuvo que operarse urgentemente de la vesícula, pasando mucho miedo pues creía que no iba a poder contarlo.
De lo que no dice "ni mu" en dicho documental es sobre su vida íntima, que siempre ha mantenido cerrada a cal y canto para los reporteros del corazón. Espigando en sus declaraciones, sólo hemos encontrado de ella una frase aclaratoria sobre su personalidad: "Soy una mujer muy apasionada". No obstante la discreción de la que siempre ha hecho gala, sabemos que en 2006 tuvo su primer novio: un chico llamado Jorge, que nada tenía que ver con el mundillo artístico.
Luego ya mantuvo una relación más prolongada, que parecía iba a desembocar en boda, aunque acabó truncándose: con el jugador de fútbol del Real Madrid Gonzalo Higuaín. Malú, como ha hecho siempre, trató de que no trascendiera aquel romance. Le adjudicaron después otro con un saxofonista, siete años menor que ella, perteneciente a la banda punk Vagos Permanentes, a quien conoció siendo "coach" de La Voz. Parece que este último idilio fue visto y no visto. En cambio el que lleva visos de ser más serio es el protagonizado junto a Gonzalo Miró (otro Gonzalo en su corazón, por lo ya contado), con el que lleva dos veranos de ardiente pasión. Hace unas cuantas semanas decidieron celebrar el tiempo que llevan juntos en amor y armonía y para librarse de los "paparazzi" –misión difícil dada la popularidad de ella sobre todo- se fueron a Viena, una de las capitales europeas más románticas. Y durante lo que llevamos de estío se les ha visto varias veces juntos, muy enamorados; él, siguiéndola en su gira, pendiente en un rincón del escenario de todos los movimientos de la estrella.
Para Gonzalo Miró, que cuenta treinta y cinco años –uno más que Malú- esta historia con la cantante parece más estable que otras suyas. Porque su "curriculum" sentimental es pródigo en conquistas de féminas muy conocidas. No contamos las novietas que tuvo antes de ser un personaje habitual de las páginas de ¡Hola!, sino a partir de 2003, cuando formó pareja con la actriz hispano-argentina Natalia Verbeke, seis años mayor que él, quien también tuvo amores con un torero, Miguel Abellán. Parecía que iban muy en serio hasta que se dijeron adiós. Entonces fue cuando Eugenia Martínez de Irujo se fijó en él, colándose, como una colegiala, de Gonzalo, quien ya empezaba a despuntar como un seductor imparable, con una amenazante alopecia que, por lo visto, gusta mucho a sus chicas. La hija menor de la Duquesa de Alba fue la compañera inseparable de Gonzalo Miró entre 2005 y 2007, invitándolo a su chalé de Ibiza. Con ocasión de unas Navidades, cuando la familia de la Duquesa solía celebrar una cena tradicional, Gonzalo Miró fue invitado a compartir la velada, momento en el que doña Cayetana pudo conocer muy de cerca al enamorado de su hija. Y se llevó un buen chasco porque, aparte de la vestimenta informal que exhibió Gonzalo, llegada la hora de la Misa que siempre celebraban los Alba en la capilla del Palacio de Liria, él se negó a asistir a la ceremonia, lo que sin duda produjo una serie contrariedad en la Duquesa quien, cuando el muchacho se dio el piro aprovechó para razonarle a Eugenia que no le convenía proseguir aquella relación. Fueran las razones que fueran, la pareja rompió, aunque en 2009 se les volvió a ver juntos, siquiera fugazmente. Pero entonces entró en la vida de Gonzalo Miró una mujer de físico despampanante, la cantante Amaia Montero, casi cinco años mayor que él, lo que parece una constante en sus noviazgos. Dos años duró la pasión entre ambos y cuando él se cansó, ella aún lo recordaba en las entrevistas, echándolo de menos.
Pronto se consoló Gonzalo Miró al conocer esta vez, año 2011, a una mujer que nada tenía que ver con los "photocalls" ni las revistas rosas: Ana Isabel Medinabeitia, economista de profesión y más joven. Una morena que lo volvió loco durante dos años y pico, hasta que una vez más algo debió ocurrirle que no prosiguió adelante, quedando en expectativa de una nueva conquista.
Lo que acaeció pronto, en 2015 cuando en una reunión de amigos se fijó en otra morena de contorneada figura, bello rostro y amplia sonrisa: Malú. Un "flechazo", oigan. Sobre todo para ella, prendada en seguida de los encantos de Gonzalo Miró. ¿Es muy guapo, podría presentarse con éxito al concurso de Míster España? No opinamos, sólo que a la vista de su historia sentimental, hay que reconocer lo ya repetido: que es un conquistador, que tiene éxito con las mujeres y que aunque haya otros hombres más atractivos, algo debe tener él para cautivarlas. Francamente, lo envidio: tiene buen gusto en sus elecciones.
Gonzalo Miró Romero es hijo de Pilar Miró, que fuera Directora General de Cine y también de Televisión Española, fallecida de un ataque cardíaco en octubre de 1997. Gonzalo contaba entonces dieciséis años. Nunca se ha sabido quién es el padre, pues Pilar mantuvo para sí la identidad, que creemos hizo saber a su hijo. Asunto que nos merece el mayor de los respetos, faltaría más. Lleva los apellidos maternos, por supuesto. Dada las múltiples ocupaciones de ella, Gonzalo pasaba muchos días en el cercano chalé al suyo, en Majadahonda, al cuidado de Blanca Álvarez, periodista pionera de TVE. Pilar Miró eligió el nombre de Gonzalo en recuerdo de uno de sus primeros amores frustrados, un estudiante de Medicina llamado así. Gonzalo Miró es ahijado de Felipe González. Dada la amistad que don Juan Carlos de Borbón dispensaba a Pilar Miró (su condiscípula en la Facultad de Derecho), Gonzalo ha mantenido siempre un trato muy cordial con el Rey emérito. Lo que no le ha gustado mucho es estudiar: se cansó al año de matricularse en Ciencias Políticas y otro tanto en Ciencias Audiovisuales. Pasó una temporada en una escuela de cine en Nueva York. Al final, viene ganándose la vida en los últimos tiempos como contertulio en programas deportivos, el último en la cadena 13 TV y en Radio Marca. Es socio con unos amigos de un restaurante. En el fondo le va más la vida bohemia, pocas veces se le ha visto encorbatado, va "a su bolo", no soporta a los "paparazzi" y cuando ve a una "gachí" que "le pone"… él se pone en acción. A ver si Malú le hace "sentar la cabeza" y se casan.