Susanna Griso ocupa a toda página portada de Semana, asegurando en el interior que no se ha operado los labios. De hecho dice que no se ha operado de nada, que solo se inyecta vitaminas.
La presentadora de Espejo Público, al frente del cual lleva nueve años, asegura que ejerce de "ama de casa, cocino, hago la compra, deberes"... dando así a entender su polifacética vida de profesional de la comunicación y madre de familia.
Dice que el programa es como un "marido muy exigente", ya que no hay "manera de ponerle los cuernos". Le ocupa todo el día, ya que "a las tres horas que dura el programa hay que sumar las reuniones, llamadas telefónicas, la documentación que me llevo a casa para leer..." Sin embargo, y pese a que duerme poco, dice no "conciliar mal" la vida laboral y familiar.
En la revista preguntan a Griso si se ha hecho retoques, y lo niega totalmente. "Vitaminas sí. Con Maribel Yébenes, que me encanta. Los retoques me dan miedo. Ves tanto tan mal hecho... Los de la tele o el cine jugamos con nuestra expresividad... No digo que mañana no me vaya a hacer cosas, no soy beligerante con la estética, pero no... Y los labios tampoco. Cuando estaba embarazada decían que sí, que me había operado, pero luego todo volvía a su ser. Tengo los labios así".
La entrevista de Semana aborda todas las facetas de su vida familiar y profesional, y en ella Susanna confiesa qué profesión hubiera querido desempeñar de no ser periodista: "Me hubiera encantado ser espía, pero encontré la solución perfecta en el periodismo, una mezcla entre psicología y el espionaje...".
Dice además que su relación con las otras "reinas" de la mañana, Ana Rosa Quintana y Mariló Montero, es "cordial". "Hemos comido tres veces siguiendo el espíritu de Concha García Campoy, que fue quien nos reunió. Pero Concha ya no está y la vedad es que no nos vemos. Pero no hay tensiones". Dice, no obstante, que entiende "el morbo porque en la mañana hay mucha competencia y es donde los actores llevamos más tiempo. No me obsesiono".