El día de la Hispanidad finalizó como un sonoro éxito para los príncipes de Asturias. En ausencia del Rey, el protocolo exige que la Reina prevaleciera sobre Felipe de Borbón, de modo que Casa Real decidió que las obligaciones se repartiesen y que fuese la reina Sofía quien presidiera la recepción posterior en el Palacio.
Los príncipes estuvieron muy solos en el palco, presidiendo el desfile por primera vez con las ausencias del convaleciente monarca, la propia Reina y las infantas, dando lugar a la famosa imagen que ya ha sido denominada como "palco menguante". Un desfile marcado por los recortes presupuestarios y los cambios de protocolo por parte de la Casa Real, aunque sin broncas o abucheos de ningún tipo.
No obstante, en cuanto a los príncipes se refiere, ambos cumplieron con creces su cometido mostrando la imagen de un matrimonio unido en lo personal (las miradas de complicidad fueron constantes) y aún más preparado en lo profesional. Lástima que, debido a la lejanía del palco respecto a los espectadores, apenas pudieran oír los aplausos de la multitud reunida para ver el desfile.
Quizá por eso mismo, estar alejada del resto del "núcleo duro" de la Familia Real, Letizia apareció por primera vez en muchas semanas sonriente y relajada. La princesa de Asturias ha pasado un verano alejada de la prensa y con un rictus tenso, tanto que se ha hablado de conflicto o crisis dentro del matrimonio, o en todo caso respecto a sus funciones como princesa. No hay más que recordar el polémico número de la revista ¡Hola! que la muestra comiendo pipas con sus guardaespaldas. La imagen que Letizia dio el día del desfile fue justo la contraria, todo un golpe sobre la mesa para reivindicar su talento para los actos oficiales.
Tanto fue así que, cuando en la recepción posterior, decidió no beber tras el brindis pronunciado por Felipe, dio lugar a una una de las anécdotas de la jornada en la recepción del Día de la Fiesta Nacional: la posibilidad de que la princesa estuviera embarazada. Y es que, además de todo eso, Letizia tampoco tocó la copa de vino tinto tras el discurso del príncipe Felipe, en el que éste destacó que ese día era "para celebrar lo que nos une".
En todo caso, los herederos han cumplido su papel con creces. Todo ello pese a que Casa Real se ha afanado en mantenerlos en segundo plano, detrás de un Rey acorralado por los escándalos y su propia salud.