Los recientes desencuentros de la infanta Elena con la prensa podrían desarmar de un plumazo la imagen de afabilidad que todavía conserva la hija del Rey.
En pleno panorama desolador para la institución monárquica, con la popularidad del Rey bajo mínimos, el duque Iñaki Urdangarín imputado, y las especulaciones sobre las probables maniobras de la institución para desactivar la imputación de la hija del Rey en el escándalo Nóos, Elena de Borbón era de las pocas figuras que conseguían, junto a los Príncipes, mantener una imagen sino inmaculada, sí alejados de todos estas desafortunados titulares.
Quizá sean las tensiones del día a día, pero la infanta Elena ha reaccionado recientemente de una manera bastante tensa ante la presencia de la prensa. La infanta visitó con su hijo Froilán la pradera de San Isidro durante la citada festividad, y reaccionó visiblemente molesta a la presencia de fotógrafos.
Tanto es así que la infanta se enfrentó a ellos ante la sorpresa de todos los allí presentes tanto espectadores casuales como a los propios fotógrafos y periodistas.
La segunda de las ocasiones fue en el concurso hípico del colegio Estanislao de Kostka, informa El Programa de AR. La infanta participaba en el torneo, pasando además tiempo con su íntimo amigo el jinete Felipe Zuleta, tal y como retrataron las cámaras. Pero cuando se percató de la presencia de Antonio Montero, periodista del programa, la infanta reaccionó de forma sorprendente y, a juicio de éste, incluso “histérica”.
Froilán, incluso, se sumó a ello y pidió la cámara al periodista con cierta “indolencia” -además de sin escolta-, asegurando que era menor y por ello no podía ser fotografiado.
Sin duda, y pese a que la presencia constante de periodistas o paparazzi pueda sin duda enervar al más pintado, se trata de un desencuentro bastante desafortunado que no ayuda en nada a que la imagen de la Familia Real en tiempos de flaqueza.