Pronto nos proporciona uno de los giros inesperados de la prensa rosa de esta semana. David Bisbal y su novia Raquel Jiménez habrían roto después de apenas un año de relación. El inesperado fin del romance, que aún no ha sido confirmado oficialmente, sucede apenas un mes después de que la pareja afrontase un romántico viaje a Miami para celebrar su año de amor. De momento, la modelo no suelta prenda, y se limita a posar sonriente en la Feria de abril o en todas las fiestas a las que se ha presentado. "¿Me ves con cara de pena? Yo estoy alegre, he venido a pasármelo bien", asegura. Tal y como publica la revista, quién sabe si la distancia, las agendas o incluso otra ilusión por parte de alguno de los dos. No obstante, la separación parece un hecho: "Dicen que cuando una puerta se cierra, otra se abre", saludó Raquel a sus amigos de las redes sociales hace una semana. Bisbal celebra por su lado el final de su gira pasando su tiempo libre en Cádiz, disfrutando de la bicicleta, la pesca y otras actividades deportivas.
En otro orden –judicial- de cosas, Mayte Zaldívar considera injusto que ella vaya a la cárcel e Isabel Pantoja no. El desenlace judicial del caso Malaya todavía tiene mucho que colear en la prensa rosa. Además, Jorge Javier Vázquez hace de transmisor de Belén Esteban y actualiza el estado de la estrella de Sálvame en ausencia de la tertuliana.
¡Qué me dices! opta por destacar a la cantante Paulina Rubio, que ha encontrado nuevo consuelo romántico tras su ruptura con Colate. Se llama Gerardo Bazúa, es mexicano y tiene 28 años. La pareja se conoció en La Voz, cuando ella ejerció como coach del que sería su nueva pareja. Y para acabar, una despedida y un reencuentro: la revista también publica la despedida de Nagore y Sofía Cristo, que ha decidido internarse en una clínica de desintoxicación, y la nueva oportunidad que se han dado Noelia López y Alex Casademunt, que tras una breve ruptura.
Interviú cuenta que Belén Esteban invitó a su casa a los ladrones que le robaron pasta, joyas y bragas. La investigación de la Policía revela que Javier Sen, el líder de la banda, es amigo de la extertuliana de Telecinco y que, antes de sufrir el asalto a su chalé, los invitó allí en varias ocasiones.
En esta revista se desnuda –literalmente: estamos hablando de Interviú, o sea- Oriana, extronista de Mujeres y hombres y viceversa y figurante –que no participante- en Gandía Shore. Esta "lolita" de "cara angelical" esconde un "poderoso demonio capaz de hacer suspirar de amor al más frío de los hombres". Se reivindica pija y no choni: "Las chonis se visten, se maquillan y gritan de una manera que no tiene nada que ver conmigo. Soy más fina".
También vemos más fotos del posado de Olvido Hormigos: más sobras de Photoshop y vecinos de Los Yébenes (Toledo) diciendo "Ole sus cojones", y poco más.
En Sálvame vemos a Jessica Bueno, ex de Kiko Rivera, purgando penas vestida de sevillana en la Feria de Abril. Según la publicación, la modelo está dispuesta "a volver a enamorarse y encontrar a alguien que la quiera". Y que le tenga llenita la nevera, que diría cierto cantante de cuyo nombre no consigo acordarme, ni ganas. A dicho evento también asistieron ‘celebrities’ como Curro Romero y Carmen Tello, Carlos Herrera o Sergio Ramos.
También "olvida sus penas" Sonia Ferrer, cómo no, con Escassi, de profesión jinete, o algo así. La presentadora "lució tipazo" y quedó con su compañero de Mira quien salta en el restaurante que este acaba de inaugurar en El Foro. "Porque yo lo valgo", reza uno de los impagables bocadillos de la publicación.
Por su parte, el rostro equino de la última edición de Gran Hermano, Miriam, se consuela con Edo, el "simpático italiano de Guadalix", tras la ruptura con Miguel y la traición de Igor. En su historia hay más personajes que en una novela mala –perdón por la redundancia- de Baroja.
Además, Sálvame entrevista a Tamara Falcó, superfan de la muerte del nuevo Papa, Francisco, del que dice que "es la pera". Preguntada por si le gusta la austeridad, la hija de Isabel Preysler responde: "No tanto, pero me gusta que al Papa le guste". Y se ríe. Eso sí, la pobre también se sacrifica por la crisis, y ha renunciado a los zapatos: "Me cuesta, porque me gusta mucho la ropa".