La infanta Cristina formaba parte de la Junta Directiva de una entidad, el Instituto Nóos, que desvió casi seis millones de euros, pero no acudió a una sola reunión. Según las actas de Nóos, la hija del rey no asistió a ninguno de los encuentros de los directivos celebrados entre 2003 y 2006, a pesar de que ella era la vocal de la Junta del organismo. Es decir, tenemos que creernos la hipótesis de que no se enteraba de nada. Casualmente, ninguna de las actas pendientes de ser entregadas al juez hace referencia a las tramas investigadas en Valencia y Baleares. La infanta no va a declarar, pero sí lo hará el próximo 19 de marzo José Manuel Romero, Conde de Fontao, que está recibiendo asesoramiento jurídico del abogado barcelonés Andrés Jiménez de Parga.
Mientras, el defensor de Urdangarín, Mario Pascual Vives, no ha sabido –o no ha querido, como siempre-, responder a los periodistas que le han preguntado si es cierta la información que publica este lunes Interviú. La revista asegura que los duques de Palma se desgravaban hasta la compra del Caprabo. Vives tampoco ha querido aclarar si Iñaki Urdangarín se alquilaba a sí mismo por 500 euros al mes el despacho que tenía en la casa de Pedralbes mientras vivía en Washington para así pagar menos impuestos.
Los jugadores de fútbol infractores de las normas de circulación han recibido una invitación poco común: la directora de la Dirección General de Tráfico, María Seguí, les ha pedido que acudan a visitar la sede de la DGT, con el fin de explicarles “la importancia de las cosas bien hechas”. Últimamente en este asunto da igual la camiseta o el club: el último ha sido Mesut Ozil, que ha sido multado con 500 euros y seis puntos de carné por hacer un giro indebido, pero antes fueron Essien, Marcelo o Karim Benzemá, que podría perder el carné por haber sido cazado conduciendo a 216 kilómetros por hora.