La mítica actriz Gina Lollobrigida ha sido "absorbida" por un misterioso toy-boy, el joven de 25 años Andrea Piazzola, que hace dos años comenzó como chico de los recados, secretario y representante, y ha acabado convirtiéndose en una compañía inseparable, secretario/mánager y hombre de confianza, alejándola incluso de su hijo Milko, la mujer de éste, su nieto y su abogada, con quienes ha ido perdiendo relación poco a poco y, ahora, también con su marido Javier Rigau, con los que ha ido perdiendo el contacto progresivamente.
A ello se añaden las recientes declaraciones de la propia actriz, anunciando a sus 85 años que pensaba denunciar a Rigau por estafa al sospechar que habría organizado una boda falsa mostrando unos poderes que, según Lollobrigida, no existen e incluso usurpando su identidad.
Ya hay quien señala que Piazzola es el responsable de este súbito cambio de actitud de la actriz contra Rigau, que asegura que emprenderá acciones legales a quien mancille su honor. El abogado asegura que sigue manteniendo una relación cordial y fluida con la familia de su mujer, con la que firmó un contrato renunciando al dinero de una posible herencia, y que de hecho estuvo recientemente con ella y su familia, publica La Razón.
Rigau es un viejo conocido de las tertulias del corazón, si bien –tal y como escribe en ABC Beatriz Cortázar- siempre debido a asuntos un tanto turbios. La herencia que recibió de una anciana millonaria, el geriátrico que montó en Pedralbes, su contencioso con la familia Planas, su relación con Lollobrigida y luego con Carmen Lomana e incluso Ana Obregón.
La abogada de Rigau, Teresa Bueyes, asegura que "en los últimos tiempos Gina se ha enfadado con toda su gente, incluso con su nieto, y sólo escucha a su joven secretario. No entendemos nada esta reacción de Gina cuando ella estuvo conforme en el enlace. Por cierto, de momento no nos ha llegado ninguna denuncia".