Si es cierta la información que publica este fin de semana La Otra Crónica según la cual a la princesa Letizia le gusta la "zumba", las bromas después de leer lo último de The New York Times sobre el rey están garantizadas. Hay que aclarar que se trata de un sano ejercicio cardiovascular que combina baile con estiramientos, y no un deseo de recibir críticas desde todos los frentes.
No sabemos qué hizo don Juan Carlos hace unos días cuando visitaba la sede del periódico americano, pero no debió causar muy buena impresión cuando, horas después, va el diario y publica una columna brutal en la que se habla abiertamente de los negocios de Urdangarín haciéndose valer de su relación con el monarca, de la obsesión del rey por los regalos y por hacerse una fortuna propia o de que tiene una amante desde hace tiempo.
La principal novedad del artículo en cualquier caso es que, por primera vez, hemos tenido acceso a unas palabras textuales de Corinna, a la que The New York Times describe como "amiga de la familia" que trabaja como asesora del Gobierno español. Y que califica al rey de "tesoro". Una palabra muy española para usar en la intimidad de la pareja, aunque le añadas "nacional". La duda es cómo han obtenido las declaraciones de Corinna: ¿la han llamado, o es que, una vez más, viajaba con Juan Carlos y con la delegación española en calidad de no sabemos qué durante el viaje a Nueva York?
Jaime del Burgo se manifiesta de nuevo. Ahora lo hace a través de entrevista, en LOC, con la periodista María Eugenia Yagüe, la misma que, casualmente, la semana pasada aireaba el traslado del padre de la hija de Telma Ortiz a Angola como cooperante. El cuñado de la princesa Letizia no explica si el motivo de que Telma se haya quedado en España es que está esperando que los jueces decidan si se puede marchar con su hija, y se centra en desmentir, con poco ahínco, que la pareja vaya a separarse. Sí ofrece un dato curioso: que habría sido Alfredo Urdaci quien le habría aconsejado cómo comportarse ante los rumores, sobre todo para minimizar el efecto negativo que podrían tener en los príncipes de Asturias.
Mientras, en el Reino Unido se las gastan de otra manera. Quizá para establecer distancias con el matrimonio heredero, formado por Catalina y Guillermo, la Casa Real ha decidido que las polémicas fotos del príncipe Enrique y su resacón en Las Vegas se queden ahí, y no se lleve a juicio a sus autores o a quienes las publicaron. Dicen portavoces reales que ahora no es el momento porque está en Afganistán sirviendo al Ejército. Y quizá también porque ni son las primeras ni, seguramente, serán las últimas.