No ha debido de ser fácil para las Segrelles elegir presentadores para su libro, y no precisamente por falta de candidatos. El lunes por la tarde el acto de presentación de Tal como somos, escrito por Paloma de Arenaza y su hija Paloma Segrelles, reunía en el madrileño Hotel Eurobuilding a numerosos artistas, políticos, periodistas y personajes habituales de la crónica de sociedad, cualquiera de los cuales habría sido un más que adecuado presentador del debut literario de las autoras.
Pocas personas pueden presumir de poder reunir a tanta gente de tan diversa procedencia, pero si por algo destacan las Segrelles es por su talento para sentar a la misma mesa a personas de ideologías dispares, de mundos que aparentemente no tienen nada en común. Lo han hecho desde hace décadas en el Club Siglo XXI y en los salones de su casa; ayer cambiaba el escenario, pero no los asistentes, que podrían haber sido los protagonistas de cualquiera de sus veladas o tertulias.
Así, anoche pudimos ver en las primeras filas de la sala a Luis María Anson, prologuista del libro, Norma Duval, Pitita Ridruejo, Pascual Sala, Jaime Lissavetzky, Carmen Posadas, Tico Medina, Victoria Vera o Enrique Cerezo, por citar sólo a unos pocos. Y, naturalmente, a Francisco Segrelles, el discreto esposo y padre de las autoras, pendiente de que todo estuviera a punto.
Decepcionó un tanto la ausencia de Paloma Segrelles hija, a la que su madre disculpó por encontrarse indispuesta, si bien es más que probable que la joven decidiera no asistir para evitar que las preguntas sobre su reciente separación matrimonial centraran la atención. Tampoco pudo asistir, al parecer debido a problemas con el transporte, uno de los elegidos para presentar el libro, el ministro Cristóbal Montoro. En cualquier caso, llamó un tanto la atención la escasa presencia de miembros del Partido Popular.
Sí estuvieron presentes los otros dos presentadores, Nuria Espert y José Bono, así como el moderador, José Luis Balbín. Las autoras deseaban que fuera un acto breve, sin "botafumeiros", como llamó Paloma Segrelles madre al halago exagerado tan frecuente en esta clase de presentaciones, ni discursos interminables. Citó a su admirado Francisco Umbral al confesar que ella allí no había venido a hablar de su libro, sino a venderlo.
Las intervenciones de los presentadores fueron ágiles y amenas; Bono alargó un tanto su presentación para dar tiempo a que Cristóbal Montoro pudiera llegar, si bien esto finalmente no fue posible.
Realmente, el expresidente del Congreso fue el verdadero protagonista del evento: el manchego domina este tipo de actos y logra seducir al público con sus anécdotas, comentarios más o menos afortunados -como el que dedicó a Esperanza Aguirre a cuenta de su retiro- y frecuentes referencias a la inminente publicación de sus memorias, cuya presentación, previsiblemente, tendrá tanto éxito de convocatoria como la de este libro, en el que sus autoras han sabido combinar reflexiones sobre su vida privada con los recuerdos y anécdotas de la Transición y quienes la protagonizaron. Un libro que seguramente sorprenderá a quienes esperan sólo las memorias de dos habituales de la crónica social.