Navarra ha sido la última en sumarse a las siete comunidades autónomas que prohíben las amputaciones en animales por cuestiones estéticas. Una práctica que es, para muchos, "cruel y una aberración".
Entre estas operaciones son habituales la mutilación de las orejas, de la cola o el corte de las cuerdas vocales. En los gatos se lleva a cabo la desungulación, la eliminación de las uñas.
Con la cordectomía, o mutilación de las cuerdas vocales se busca evitar las molestias de los ladridos. Algo que se puede conseguir con un buen entrenamiento.
Con estas amputaciones se busca mejorar la belleza del animal y también se llevan a cabo en aquellas razas que se utilizan -por supuesto ilegalmente- para peleas. Entre las razas que responden a estos estándares están el doberman, boxer, schnauzer, pitbull, yorkshire, etc.
En la mayoría de países de Europa ya están prohibidas estas prácticas, mientras que en España no existe una ley estatal.
Consecuencias de las amputaciones y riesgos
Estas prácticas suponen un riesgo innecesario, además de por el dolor, porque pueden derivar en hemorragias, dolor crónico, o infecciones. Las intervenciones no siempre son realizadas por profesionales.
Asimismo, tal y como ocurre con las personas, las extremidades en los animales responden a una función y son necesarias para su día a día. Con las orejas, las cuerdas vocales y la cola se comunican y les ayudan a adaptarse a su entorno; las orejas, además, protegen el conducto auditivo.
En el caso de la eliminación de las uñas de los felinos, se amputa la última falange del dedo del gato. Sin esta parte del cuerpo su comportamiento y su vida se verán afectados ya que no serán capaces de defenderse, afectará a su forma de caminar, no podrán marcar su territorio o arañar, algo innato y necesario en los gatos.
Estas prácticas se han realizado durante muchos años, pero en los últimos tiempos se ha reabierto el debate social y cada vez son más las voces que se elevan para denunciar la mutilación de animales.