Como lo leen. Exclusiva filipina. La princesa del pueblo con la reina de España, Doña Sofía. Las negociaciones están muy avanzadas y Spottorno, el jefe de la Casa del Rey, bendice la operación. Sería una entrevista en prime time, el debú de la Esteban en el periodismo de nivel. La Reina, ya se sabe, no acostumbra a conceder entrevistas, pero hará una excepción con Belén Esteban, a quien asisten los mismos méritos -si no más- que a los grandes fenómenos del periodismo actual, Jordi Évole y Risto (de Evaristo) Mejide. En la cadena de Esteban ultiman los detalles sobre el espacio, que marcará un antes y también un después en la historia de la televisión en España. El guión y el acuerdo están tan avanzados que el último escollo parece ser el de un vídeo que debería emitirse entre pregunta y pregunta sobre las cacerías del Rey. Llegados a ese punto, Doña Sofía no lo acaba de ver. Demasiados elefantes.
Zarzuela, en cambio, está por la labor tras constatar el enorme éxito de audiencia de las entrevistas a personajes como Felipe González, Artur Mas, José Luis Rodríguez Zapatero, Eduardo Serra o Iñaki Gabilondo en el formato televisivo. Claro que personajes tan ilustres no se prestan a ser entrevistados por periodistas del montón. Que se hayan ofrecido a desgranar su sabiduría y confesiones ante las cámaras, que les está viendo toda España, se debe en gran medida a la capacitación y prestigio de los entrevistadores, un exfigurante de Buenafente y un jurado de Mira Quién Canta y Alucina Cómo Baila. Évole y Mejide, ahí es nada: el chaval que se creía Orson Welles y el de las gafas de sol, que se ríe de los payasos de la tele de Operación Triunfo. El nuevo periodismo en acción: rigor, objetividad, conocimiento y profesionalidad, mucha profesionalidad.
El falso documental de Évole (eso de que el 23-F fue un montaje de Garci) y la entrevista de Mejide a Zapatero en un sofá modelo chester han desmontado las últimas reticencias de los asesores monárquicos, que estarían especulando incluso con un cara a cara entre la infanta Cristina y el Gran Wyoming, así como con un debate sobre el derecho a decidir moderado por el Príncipe de Asturias. ¿Que no?
Ahora en serio. Que Belén Esteban vaya a entrevistar a la reina de España es una hipótesis mucho plausible que la noticia de que el golpe del 23-F fue en realidad, un golpe del Estado para evitar un golpe de Estado. Y aún más que una hipótesis factible es el hecho de que Eduardo Serra haya participado, que ha participado, en el fake de Évole. Serra, que fue fontanero de Alberto Oliart durante el Gobierno de Suárez y subsecretario de Defensa con Leopoldo Calvo Sotelo (justo después lo de Tejero); tras la primera victoria del PSOE, Narcís Serra, a la sazón ministro de Defensa, no sólo le mantuvo en el cargo, sino que en 1984 lo elevó a la categoría de secretario de Estado, the number two del Ministerio. En 1987 Serra, Eduado, renunció para dedicarse a la filantropía en la Fundación de Ayuda contra la Dogradicción, junto al entonces teniente general Gutiérrez Mellado. Años más tarde, en 1996, Aznar lo nombró ministro de Defensa, cargo que ocupó hasta el 2000. O sea, Serra, el mismo ciudadano, abogado del Estado, que estuvo en Defensa con UCD, PSOE y PP, participando de grado, por propia voluntad, en pelota picada, en la broma de Évole sobre el 23-F. Impagable. Periodismo, periodismo. Lástima que todo fuera una gracieta, un pelotazo de cachondeo en horario de máxima audiencia. Como lo de Mejide con Zapatero. Un chascarrillo. Do you speak english? ¿Que Belen Esteban entrevistará a la Reina? Impossible is nothing. Atentos a sus pantallas, en Factoría de Ficción justo después de Mentes criminales.