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Katy Mikhailova

La mierda se pisa igual

Que unos tacones tengan la suela roja, ¿los hace acaso mejores que otros similares de una “marca blanca”?

Que unos tacones tengan la suela roja, ¿los hace acaso mejores que otros similares de una “marca blanca”?
Zapatos de suela roja | Archivo

Pagar un mínimo de 500 euros para andar sobre unos tacones me parece el mayor atontamiento de la sociedad de las víctimas de la moda –ahora también de las víctimas de la marca- que ha vivido la industria del lujo. Ahora bien, como modelo de negocio, no diré que es el mayor hallazgo en el ‘luxury’, pero sí una maravillosamente estúpida y sencilla idea: pintar de color rojo la suela del zapato.

Y parece que una estrategia para aparecer en todos los medios de manera gratuita es ir de juicio en juicio –por muy legítima que sea la causa defendida por la casa de zapatos de lujo-. Y es que, después de perder un juicio contra Inditex por los zapatos ‘yo-yo’, ganó uno a Yves Saint Laurent en 2012, y ahora consigue que una campaña se paralice por el rojo del que se han apropiado.

Porque el hecho de que unos tacones tengan la suela roja, ¿los hace acaso mejores que otros similares de una "marca blanca"? Vamos a ver, señoritas, aquellas que se dejan su salario mensual en unos simples zapatos o convencen a su novio para que se los compre, reaccionen ya: no por tener una suela de color roja va a ser usted más guapa, más lista, más femenina y más estilosa. No. Un rotundo no, reitero. Amén de que un importante porcentaje de los zapatos tienen una estética indefinida, rozando a veces un tipo de calzado propio de un prostíbulo barato. Y ahora hago referencia, en lo último mencionado, a aquellos tacones de 14 centímetros para arriba, con una plataforma ideal para una gogó de Kapital.

De hecho, la web de la empresa ofrece unas botas-leggings que, no es que sean por encima de las rodillas –pues no me parecerían feas-, sino que un poco más y terminan donde acaban las braguitas. Y, ¿saben a cuánto las venden? A 1.895 euros. ¡Casi nada!

Intentar argumentar, auto-consolándose y auto-convenciéndose, con la idea de que "son más cómodos de llevar" es una auténtica mentira que ellas mismas –las 'branding victims'- crean y se creen. Yo me he probado más de un par. Son exactamente igual que otros, dando por sentado que según qué pie se aguanta mejor o peor el tacón.

Entiendo que Louboutin demandara a Yves Saint Laurent porque estos le copiaron la brillante idea de teñir de rojo la suela, pues, por muy estúpida que nos parezca la idea de "marcar estatus" con una simple suela de zapatos, Christian la explotó y, gracias a ese "brillante símbolo", creó su imperio, creó una identidad, marcó un par de generaciones adictas a las compras.

El juez terminó dándole la razón, pudiendo así el zapatero registrar toda clase de rojos, teniendo legalmente la exclusividad de la suela roja desde 2012 a excepción de aquellos zapatos que fueran íntegramente de color rojo. Tiene, por tanto, registrado el rojo carmesí, bermellón, burdeos, y algunos más que ya no recuerdo. Sin embargo, las marcas empiezan a apostar por una suela de zapatos fucsia, rosa, verde, turquesa… la fiebre ya salpica a centenares de empresas.

¿Cómo es posible registrar un color a sabiendas de que la paleta de colores en este mundo es limitada? Ese fue el primer planteamiento del juez que dio la razón a Yves Saint Laurent como empresa, no como diseñador, pues éste falleció desgraciadamente hace varios años; pero, tras la apelación, Louboutin terminó asegurando al fin el color de la suela.

Y ahora logra paralizar una campaña de un grupo separatista flamenco por sacar una campaña en donde aparece de cintura para abajo la figura de una mujer portando un zapato de tacón con suela roja. Las piernas, según qué altura se muestre de éstas, son un indicio de cómo los musulmanes caracterizan a la mujer en función de qué parte de la pierna enseña la fémina. Así, según se avanza de los pies hacia arriba, la denominación va subiendo de tono. Enseñar la pantorrilla va acompañado de ‘puta’, el muslo de ‘violación’ y mostrar la parte antecedente a las nalgas implica ‘lapidación’. Todo esto fue denunciado por la empresa francesa, por lo que ahora la misma campaña tiene la suela del color amarillo, que es el color corporativo del partido. Se entiende que uno no quiere que su empresa se asocie a semejante partido y cree polémica, aun cuando los zapatos de Louboutin tienen un interesante parecido con los zapatos de la golfilla de turno… pero supongo que son prejuicios personales.

Pero al margen de todas estas campañas y tantas demandas, ¿de verdad que merece la pena añadir varios ceros a la derecha por tener una suela roja?, ¿de verdad? El colmo de los colmos es que pagues a partir de los 500 euros para arriba y que, en caso de ensuciarse o estropearse la "impoluta" suela roja, se pueda pagar 90 euros para que repare la casa la pieza que cubre la parte que entra en contacto con el suelo. ¡Eso sí que es un seguro!

Siempre he defendido la compra de un buen abrigo o un bolso, a pesar de su precio –porque este se termina amortizando con el paso de los años-, pues en función del cuidado que se le dé puede conservarse bastante tiempo siempre cuando la calidad sea buena. ¿Y unos zapatos? Es este objeto funcional-decorativo que pisa las colillas de la calle, se desliza sobre restos de charcos que hay por ahí, recoge el polvo, roza el asfalto, absorbe la contaminación pegajosa del suelo, arrastra algún que otro chicle y su tacón va desgastándose conforme la pisada se vuelve más segura y potente. Porque, señoritas víctimas de las marcas, la mierda se pisa igual. Y cuando una se quita el disfraz es ahí cuando se aprecia la auténtica nobleza.

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