Nuestros vates, afectuosos y solidarios como pocos, no han querido dejar pasar la festividad de los Fieles Difuntos sin dedicarse, el uno al otro, sendas elegías fúnebres.
Eso que llevan adelantado, que nunca se sabe.
DISTRACCIÓN FATAL
por Monsieur de Sans-Foy
Voto a Dios que me espanta esta tristeza,
que el Cielo tu presencia me arrebata:
Te has muerto de verdad, no es una errata...
y tengo que elogiarte. Qué pereza.
Te has muerto con la atávica nobleza
del toro cuando estira al fin la pata,
y España, de llorar, se deshidrata...
pues ya se sabe, España, cuando empieza.
Dejándote olvidados los quevedos,
las sílabas contabas con los dedos,
parándote al cruzar la carretera.
¡La Musa del carajo te distrajo!
Pendiente de tu lírico trabajo,
no viste aparecer la hormigonera.
SOLO UNA MUSA EN TU TUMBA
por Fray Josepho
Nunca jamás Terpsícore ni Erato
te dieron, ¡ay Sanfuá!, ni el menor brío.
Ni Euterpe, ni Melpómene, ni Clío
(que para ti era un coche muy barato).
Con Talía tampoco: ningún trato.
Con Polimnia o Urania no hubo lío.
¿Y Calíope? Nada: frío, frío.
Ninguna se te puso al aparato.
Ni ellas ni su padre, que es Apolo.
Ni su mamá, Minerva. Mueres solo.
Sin arte. Sin ingenio. Sin excusa.
Y en vista de que palmas de un empacho,
en tu tumba, patético gabacho,
te dejaré este frasco, que es de Musa.