Olvido Hormigos va siempre muy fresca. Cuando se hizo famosa, la foto más célebre (fuera del vídeo) la mostraba con un vestido azul de tirantes y un bolso en bandolera. Luego fue a Mira quién salta y para las fotos de promoción se plantó en biquini-bañador. Aquí viene un inciso entre lingüístico y maniático. Creo que esa prenda es un biquini-bañador, no un triquini, que sería un traje de baño compuesto por tres piezas (sujetador, culotte y tanga). Fin del tonto inciso. En todo caso, ese híbrido entre biquini y bañador tiende a ser más lúbrico que cualquiera de sus dos padres.
Este lunes, en la revista QMD!, la veíamos por la calle con un minivestido negro. Eran esos días en que nos habían hecho creer que la primavera había llegado. Además del vestido diminuto y su pelo de Farrah Fawcett, la exconcejal de Los Yébenes llevaba a Asdrúbal (el ex de Bibiana Fernández). Y aquí es donde ya vamos perdiendo el hilo de la historia. Puede ser una maquinación para alterar el precio de las cosas. Es decir, parte de un movimiento para que el personaje tenga interés en su nueva vida más ligera de ropa (con o sin bañador). Que si Interviú, que si se morrea con un ex de Marta Sánchez en Fortuny, que si sale con Asdrúbal. A Olvido Hormigos la lleva Toño Sanchís, que tiene en barbecho a su más famosa representada (Belén Esteban). Su mayor activo ahora es Olvido. Y hay que moverla, agitarla (agitprop de melena rubia). Ella, además, ha decidido que de perdidos al río. From lost to the river. Finalmente, hay que añadir que la juez de Orgaz que llevaba la denuncia de Olvido por un delito contra la intimidad dijo que nanay porque no hubo robo o apropiación indebida de las imágenes. Eso demuestra que los teléfonos inteligentes son tan tontos como sus dueños. Si no, no mandarían según qué cosas.
El sábado, El País dedicaba a Olvido Hormigos una doble página con razonamientos jurídicos, quitando la razón a la juez que se planteaba que quizá lo que sí hubo con la difusión del vídeo fue un delito contra la integridad moral. Lo mejor de la doble página era el final, cuando señalaban a Olvido Hormigos el camino a seguir, como en una de esas estrategias de The Good Wife. Si la juez quería ayudar a Olvido al plantear la posible existencia de otro delito, el artículo, también. Terminaba éste con la posibilidad de la vía civil para proteger su intimidad a través del artículo 7 de la Ley orgánica de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. La ley sí contempla "la captación, reproducción o publicación por fotografía, filme o cualquier otro procedimiento, de la imagen de una persona en lugares o momentos de su vida privada". O sea, que puede sacar un pastón al futbolista. Olvido Hormigos no puede quejarse del apoyo que recibe. Si, en la primera fase de su fama, Esperanza Aguirre o Elena Valenciano se pusieron de su lado, en la segunda fase (la de perdidos al río) lo han hecho el tercer y el cuarto poder.
"La intimidad es la ciudadela de la libertad personal", escribe Wolfang Sofsky en Defensa de lo privado. Hace unos meses, cuando estalló el olvidazo, y preguntándome cómo sobreviviría al vídeo, ya cité al sociólogo alemán: "Quien crea que no tiene nada que ocultar, ha renunciado ya a su libertad y se niega a dirigir por sí mismo el rumbo de su vida. No debe, pues, extrañarse si la estupidez o la torpeza arruinan su reputación y reducen sus expectativas sociales". Meses después puede que su reputación se haya arruinado pero sus expectativas sociales han aumentado. Encima, el poder judicial y la prensa velan por que la intimidad de Hormigos siga siendo la ciudadela de su libertad. Una intimidad que para ella es un medio de ingresos.