Hace unos días, mientras estaba desarrollando su actividad profesional, una gran actriz, Silvia Abascal, joven muy guapa, tuvo un episodio cerebral que provocó que tuvieran que ingresarla en el hospital. Los comentarios de la gente se sorprendían de cómo le podía suceder esto a una persona joven y sin antecedentes.
Es muy sencillo. Esta joven actriz tiene una malformación congénita vascular cerebral, que es lo que ha padecido y por lo que está siendo tratada por especialistas. Va mejorando día a día y es muy probable que en un breve espacio de tiempo se incorpore a su vida profesional.
Son varias las malformaciones vasculares, pero podemos considerar tres de ellas como las más importantes: telagectasias; angiomas cavernosos y cavernomas; y malformaciones arterivenosas
Las primeras (telagectasias) están originadas por la dilatación de los capilares, que se ensanchan y sangran espontáneamente. La mayoría de las veces no sangran y pasan desapercibidos.
Los angiomas son dilataciones vasculares, pudiendo sangrar varias veces y originar trombos e isquemia. Por lo general no suelen dar síntomas y se han detectado por resonancia nuclear-magnética (RNM). Se identifican en el tronco y hemisferios cerebrales.
Los últimos, malformaciones arteriovenosas, forman unos ovillos de vasos dilatados con arterias y venas engrosadas.
Pero, ¿qué síntomas tienen? Hemorragias, epilepsias, cefaleas e incluso síntomas neurológicos. Los Angiomas están presentes desde el nacimiento, pero los síntomas aparecen en edad adulta. Disponemos de tecnología para el diagnostico y el tratamiento es quirúrgico.