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Obama versus Fox News

Con la comoditización de las noticias, los vendedores ya no están a cargo de poner el precio. Solamente la opinión marca la diferencia y permite al que la ofrece convertirse en alguien muy solicitado. Allí reside el éxito de la Fox.

La Casa Blanca le ha declarado la guerra al canal de noticias Fox News y todo el asunto es bastante irónico. Supuestamente, los conservadores siempre han estado en contra de la historia gritando "¡Stop!"; y supuestamente, la administración Obama está por el cambio. Pero resulta ser que el único cambio en los medios de comunicación que los "comunicadores" de la Casa Blanca quieren ver es que se pongan palos a las ruedas del progreso.

Claro que "progreso" es algo completamente subjetivo. Después de todo, aquellos que están a favor de volver al keynesianismo y corporativismo de los años 30 añadiéndole su afición por el añejo apaciguamiento estilo Chamberlain se pueden declarar progresistas sin immutarse siquiera. De igual forma, pocos son los que considerarían a la cadena Fox y lo que hace como progreso. 

Algo menos discutible es que la Fox con una combinación de inmediatez de la noticia y comentarios ricos en opinión ha creado un modelo empresarial increíblemente popular. Y, en un sistema capitalista, eso significa un modelo que arroja beneficios. No sorprende por tanto que tantos se esfuercen en copiar esa fórmula. 

Podría parecer que la immediatez y la opinión están reñidas entre sí pero en realidad van de la mano. La tecnología que posibilitó la primera hace que la segunda se convierta en necesaria.

Las noticias son ahora material para cámaras de móvil, mensajes de texto y Twitter. La noticia se ha comoditizado y se la están quitando de las manos a los periodistas. El asesinato de Neda Soltan en Teherán este verano lo grabó alguien que probablemente no le podrá decir quién era Joseph Pulitzer, pero que tenía un móvil. Esto puede ser una calamidad para los medios de comunicación tradicionales, pero no es una tragedia nacional. Tenga por seguro que hoy estamos mejor informados, o por lo menos contamos con los recursos para estarlo, que cuando nos sentábamos en casa alrededor de la tele y recibíamos las noticias de una sola fuente, como por ejemplo en la época de Walter Cronkite.

Este verano pasé unos cuantas horas en un bar de Washington DC, muy próximo a la Casa Blanca y lugar de encuentro de muchos periodistas, tratando de convencer a un recientemente aterrizado corresponsal inglés de un importante medio de que ya se le había acabado el chollo. Le decía que él no podrá competir con millones de bangladesíes, bolivianos y californianos armados con dispositivos electrónicos de 10 dólares en mano. El recién llegado aceptó la premisa, pero argumentaba con vehemencia que la labor de los periodistas debe ser hoy la de proporcionar contexto.

Y tiene razón. Con la comoditización de las noticias, los vendedores ya no están a cargo de poner el precio. Solamente la opinión marca la diferencia y permite al que la ofrece convertirse en alguien muy solicitado. Allí reside el éxito de la Fox.

Ahora, el "contexto" al que se refería el recién llegado es, por definición, subjetivo. Y la Fox lo es. A diferencia de la mayor parte de sus competidores, el "contexto" de Fox es liberal-conservador, lo que significa que tiene una audiencia inmensa a la que anteriormente nadie prestaba atención. Otros periódicos y cadenas de televisión tienen tendencias izquierdistas porque sus periodistas son de izquierdas. ¡La Fox tiene a la mitad de Estados Unidos a su disposición!

No es de extrañar que Anita Dunn y David Axelrod estén clamando al cielo por ello y en el caso de Axelrod, implorando además a otros periodistas que excluyan a la Fox.

Claro que el gobierno tiene un poder impresionante y si le da por usarlo en nuestra contra, puede ser muy duro. La administración posee una panoplia de instrumentos, inclusive la conocida como "Fairness Doctrine" (Doctrina Equitativa para los Medios de Comunicación) y la neutralidad de la red. Pero no le estarán haciendo ningún favor al país o a la democracia si se decide a ir a por todas contra el único medio de televisión nacional que rompe el monopolio de la izquierda en el terreno de las noticias. También estará atacando el único modelo de negocio a la vista que da beneficios en el mundo de los medios de comunicación.

©2009 The Heritage Foundation
* Traducido por Miryam Lindberg

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