Sus cainitas y maniqueas palabras son una afrenta, una más, para ese pueblo al que pretende subyugar, en la peor tradición de la izquierda más siniestra.
Sánchez tendría que haber dimitido en la noche del 20-D, tras cosechar el peor resultado del PSOE (90 diputados) en unas generales desde la Transición.